miércoles, 13 de mayo de 2015

Gloria Álvarez, bella joven, inteligente, pero ¿sin alma?.


“La conciencia es la voz del alma; las pasiones, la del cuerpo”.
William Shakespeare

Los venezolanos quedamos infatuados con la reciente visita y presencia en el país de la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez quien cual huracán pasó y arrasó con su verbo, atrayendo a mentes, miradas y personalidades muy respetables como Laureano Márquez y Luis Chataing y a una pléyade de presas fáciles a los encantos intelectuales de quien se promueve como diva del anti-populismo en América Latina.

A mi también me atrapó; pues y ¿A quién no?. Una joven bella con una presencia impecable, un tono jactancioso y autoritario, un discurso rebelde y lleno de sarcasmo e ironía, educada y muy intelectual, que saltó a la fama en Zaragoza a través de un video viral replicado por las redes sociales proponiéndola como herramienta de cambio, presentada al mundo en un impecable taller rojo de corte y estatura marcial que la catapultó casi de inmediato al estrellato latinoamericano ávido de alguien que encarne creíblemente la antítesis del populismo pero que no represente tan visiblemente a las oligarquías conservadoras atadas al pasado y que tanto odio y dolor han generado históricamente en las masas.

De padres emigrantes de países ocupados y subyugados por el comunismo con muchas historias a que sacarle filo ya me imagino a los radicales de América ensalivados y preparados para arrojar tobos de dinero a su nueva estrella y oportunidad de capitalización.

Por su estilo fresco, rebelde y contrastante, aunque breve, passé y repetitivo, es muy interesante escuchar todo lo que Gloria tiene que decir, mas por el como lo dice que por lo que en realidad termina diciendo.

La esencia del discurso de la joven Álvarez es un 1-2-3 clásico y pulido de las academias de Norteamérica de donde asumo nutre su formación: Una sola es la solución para acabar con el populismo latinoamericano: el liberalismo a través de la tecnología; Dos son las únicas esencias del hombre: el cuerpo y la mente, con las cuales deviene todo bienestar y felicidad posibles; y Tres son los únicos valores fundamentales: la vida, la libertad y la propiedad.

Adereza muy bien su discurso con la agotada historia de la conquista de américa (que no es malo conocerla para no repetirla), la exigencia del respeto al individuo como máxima simplificación del colectivo, la inoperancia de las instituciones, empezando por el Estado, pasando por las corporaciones y – obviamente – por la iglesia católica, terminando conque la – única – solución está en la justicia judicial y la academia, pero una justicia “sabia” que ella encuentra en el juez anglosajón y no una de origen en la ley y cánones inflexibles, proponiendo finalmente su “Cantera de Líderes” impolutos, perfectos e incorruptibles que ofrece entregarlos – sin compromiso - a cualquier partido. Puro altruismo pues…

Gloria deja dos zanahorias frente al símil del caballo ciego que utiliza mucho, la idea de que la libertad plena y absoluta reside en hacer lo que a uno se le pegue la gana hasta que un Juez lo detenga - si lo detiene - y su confesa invitación a ensalzar el egoísmo del hombre, genético e insuperable, pero eso si, diferenciado el egoísmo malo de los populistas por un supuesto egoísmo bueno que autoriza tomarse para sí cualquier objetivo incluso a desdén del colectivo del que se vale para alcanzarlo.

No es tanto lo que dice la Srta. Álvarez como lo que calla lo que en realidad preocupa. Su evidente silencio, desconocimiento o rechazo a la existencia del Alma y el Espíritu como complemento del ser humano, a la esencia colectiva del hombre que evoluciona de etapas trogloditas a una organización natural y evolutiva que asciende de tribus a sociedades a instituciones a órdenes colectivos superiores, etc… la colocan no como estrella naciente del pensamiento y la intelectualidad latinoamericana, sino como una mas de esos que promueven la tecnología como panacea en documentales tipo Zeitgeist y ya tienen tiempo, siglos, atacando la noción ética y moral de la caridad, la solidaridad, el compañerismo y la necesidad del progreso colectivos como valores fundamentales para el desarrollo individual y colectivo, material y espiritual, de sociedades que prometan acabar la dicotómica y agotada filosofía y discurso de Álvarez y los suyos, así como del populismo que desean acabar.

Gloria no dejó muchas ideas de cómo “su sociedad” tecnológica ideal, libertaria, individual e inevitablemente egoísta, donde cada quien con lo suyo y con los suyos, manejaría con éxito la tensión de dos libertades iguales y contrapuestas que busquen lo mismo al mismo tiempo, lo cual en seres con poca conciencia espiritual pero mucha conciencia material podría colocarnos muy cerca de un holocausto nuclear.

No es muy distinto el pensamiento libertario, carente de discurso moral y espiritual de la Srta. Álvarez, al del dictador ateo cubano que ahora aspira premiar al Papa con su falaz regreso a la FE por lo bien que el papa Francisco ora, reza y trabaja en su beneficio, o la del tirano Nor-Coreano que se proclamó Rey por el solo hecho de que su egoísmo natural le permitió oprimir y condenar a un colectivo a su materialismo exacerbado que ejecuta sin piedad y compra llorones y cuantas cosas se le ocurre, al igual que el esclavista histórico de las Américas, por el solo hecho de que pudo hacerlo, engordando su egoísmo irresistible y natural, Álvarez dixit, en desprecio de todo lo demás, o la libre empresa que sin escrúpulos monopoliza, abusa, contamina y atropella en pos de la rentabilidad y el riesgo, para dar paso al ciclo que ella llama populista y que se revela a su vez o revelará frente a lo mismo, en una propuesta de ciclo sin fin que la señorita Álvarez no puede ver por su juventud o ceguera intelectual enquistada en las circunstancias de una Guatemala que se parece mucho a América Latina y que podría terminar llevándonos a Guatepeor.

Los jóvenes del Siglo XXI deberían entender que el Socialismo fracasó y que el Capitalismo jamás tendrá éxito. Las mentes brillantes como la de esta chica y sus contrapartes antitéticas deberían sentarse a lograr una solución nueva, distinta, que no recurra una y otra vez a anacronismos intelectuales que nada tienen que ver con su tiempo, ni ofrecen al mundo un pensamiento que nos salve de un final trágico, una y otra vez.

Tal vez un lector como la Srta. Álvarez ávido de nuevas teorías que los saquen de los encasillados académicos, clásicos y anacrónicos, debería ojear las páginas de “A Theory of Everything” de Ken Wilber y conocer un poco sobre su propuesta del liderazgo integral, del integralismo pues.

Como diría aquel… el que tenga ojos, que lea…

José Andrés Ponce
Democracia Integral
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