“La conciencia es la voz del alma; las pasiones, la
del cuerpo”.
William Shakespeare
Los venezolanos quedamos infatuados con la reciente visita y
presencia en el país de la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez quien cual
huracán pasó y arrasó con su verbo, atrayendo a mentes, miradas y
personalidades muy respetables como Laureano Márquez y Luis Chataing y a una
pléyade de presas fáciles a los encantos intelectuales de quien se promueve
como diva del anti-populismo en América Latina.
A mi también me atrapó; pues y ¿A quién no?. Una joven bella con
una presencia impecable, un tono jactancioso y autoritario, un discurso rebelde
y lleno de sarcasmo e ironía, educada y muy intelectual, que saltó a la fama en
Zaragoza a través de un video viral replicado por las redes sociales proponiéndola
como herramienta de cambio, presentada al mundo en un impecable taller rojo de
corte y estatura marcial que la catapultó casi de inmediato al estrellato
latinoamericano ávido de alguien que encarne creíblemente la antítesis del
populismo pero que no represente tan visiblemente a las oligarquías
conservadoras atadas al pasado y que tanto odio y dolor han generado
históricamente en las masas.
De padres emigrantes de países ocupados y subyugados por el
comunismo con muchas historias a que sacarle filo ya me imagino a los radicales
de América ensalivados y preparados para arrojar tobos de dinero a su nueva
estrella y oportunidad de capitalización.
Por su estilo fresco, rebelde y contrastante, aunque breve, passé y repetitivo, es muy interesante
escuchar todo lo que Gloria tiene que decir, mas por el como lo dice que por lo
que en realidad termina diciendo.
La esencia del discurso de la joven Álvarez es un 1-2-3 clásico y
pulido de las academias de Norteamérica de donde asumo nutre su formación: Una
sola es la solución para acabar con el populismo latinoamericano: el
liberalismo a través de la tecnología; Dos son las únicas esencias del hombre: el
cuerpo y la mente, con las cuales deviene todo bienestar y felicidad posibles;
y Tres son los únicos valores fundamentales: la vida, la libertad y la
propiedad.
Adereza muy bien su discurso con la agotada historia de la
conquista de américa (que no es malo conocerla para no repetirla), la exigencia
del respeto al individuo como máxima simplificación del colectivo, la
inoperancia de las instituciones, empezando por el Estado, pasando por las
corporaciones y – obviamente – por la iglesia católica, terminando
conque la – única – solución está en la justicia judicial y la academia, pero
una justicia “sabia” que ella encuentra en el juez anglosajón y no una de
origen en la ley y cánones inflexibles, proponiendo finalmente su “Cantera de
Líderes” impolutos, perfectos e incorruptibles que ofrece entregarlos – sin
compromiso - a cualquier partido. Puro altruismo pues…
Gloria deja dos zanahorias frente al símil del caballo ciego que
utiliza mucho, la idea de que la libertad plena y absoluta reside en hacer lo
que a uno se le pegue la gana hasta que un Juez lo detenga - si lo detiene - y
su confesa invitación a ensalzar el egoísmo del hombre, genético e insuperable,
pero eso si, diferenciado el egoísmo malo de los populistas por un supuesto egoísmo
bueno que autoriza tomarse para sí cualquier objetivo incluso a desdén del
colectivo del que se vale para alcanzarlo.
No es tanto lo que dice la Srta. Álvarez como lo que calla lo que
en realidad preocupa. Su evidente silencio, desconocimiento o rechazo a la
existencia del Alma y el Espíritu como complemento del ser humano, a la esencia
colectiva del hombre que evoluciona de etapas trogloditas a una organización natural
y evolutiva que asciende de tribus a sociedades a instituciones a órdenes
colectivos superiores, etc… la colocan no como estrella naciente del
pensamiento y la intelectualidad latinoamericana, sino como una mas de esos que
promueven la tecnología como panacea en documentales tipo Zeitgeist y ya tienen tiempo, siglos, atacando la
noción ética y moral de la caridad, la solidaridad, el compañerismo y la necesidad
del progreso colectivos como valores fundamentales para el desarrollo
individual y colectivo, material y espiritual, de sociedades que prometan
acabar la dicotómica y agotada filosofía y discurso de Álvarez y los suyos, así
como del populismo que desean acabar.
Gloria no dejó muchas ideas de cómo “su sociedad” tecnológica ideal,
libertaria, individual e inevitablemente egoísta, donde cada quien con lo suyo
y con los suyos, manejaría con éxito la tensión de dos libertades iguales y contrapuestas
que busquen lo mismo al mismo tiempo, lo cual en seres con poca conciencia
espiritual pero mucha conciencia material podría colocarnos muy cerca de un
holocausto nuclear.
No es muy distinto el pensamiento libertario, carente de discurso moral
y espiritual de la Srta. Álvarez, al del dictador ateo cubano que ahora aspira
premiar al Papa con su falaz regreso a la FE por lo bien que el papa Francisco
ora, reza y trabaja en su beneficio, o la del tirano Nor-Coreano que se proclamó
Rey por el solo hecho de que su egoísmo natural le permitió oprimir y condenar
a un colectivo a su materialismo exacerbado que ejecuta sin piedad y compra
llorones y cuantas cosas se le ocurre, al igual que el esclavista histórico de
las Américas, por el solo hecho de que pudo hacerlo, engordando su egoísmo
irresistible y natural, Álvarez dixit, en desprecio de todo
lo demás, o la libre empresa que sin escrúpulos monopoliza, abusa, contamina y
atropella en pos de la rentabilidad y el riesgo, para dar paso al ciclo que
ella llama populista y que se revela a su vez o revelará frente a lo mismo, en
una propuesta de ciclo sin fin que la señorita Álvarez no puede ver por su
juventud o ceguera intelectual enquistada en las circunstancias de una
Guatemala que se parece mucho a América Latina y que podría terminar
llevándonos a Guatepeor.
Los jóvenes del Siglo XXI deberían entender que el Socialismo
fracasó y que el Capitalismo jamás tendrá éxito. Las mentes brillantes como la
de esta chica y sus contrapartes antitéticas deberían sentarse a lograr una
solución nueva, distinta, que no recurra una y otra vez a anacronismos
intelectuales que nada tienen que ver con su tiempo, ni ofrecen al mundo un pensamiento
que nos salve de un final trágico, una y otra vez.
Tal vez un lector como la Srta. Álvarez ávido de nuevas teorías
que los saquen de los encasillados académicos, clásicos y anacrónicos, debería
ojear las páginas de “A Theory of Everything” de Ken Wilber y conocer un poco
sobre su propuesta del liderazgo integral, del integralismo pues.
Como diría aquel… el que tenga ojos, que lea…
José Andrés Ponce
Democracia Integral
http://www.democraciaintegral.blogspot.com
democraciatuya@gmail.com
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