sábado, 19 de septiembre de 2015

Deseos no empreñan Sr. Vicepresidente… ¡menos mal!


La idiotez es una enfermedad extraordinaria,
no es el enfermo el que sufre por ella,
sino los demás.
Voltaire (1694-1778)

El pasado jueves, 3 de septiembre de 2015, el Vicepresidente Jorge Arreaza hizo público su malestar porque Colombia no había revisado ni modificado su política monetaria, entre lo cual radica - según nuestro vice - el problema que tenemos en Venezuela para construir el socialismo al ejecutar Colombia un modelo capitalista.

Mas allá de lo absurdo de la declaración y al margen de la negligencia con que el BCV maneja la política monetaria, intentamos pensar en lo que tendría que hacer Colombia para complacer los deseos del Vice.

Primero, hay que asumir (ABC Económico del BCV) que se entiende por Política Monetaria a las decisiones del Banco Central que influyen sobre la oferta monetaria, las tasas de interés y las condiciones financieras de la economía. Su objetivo final es preservar el poder adquisitivo de la moneda mediante la creación de condiciones monetarias y financieras que favorezcan la estabilidad de precios. ¡Aunque usted, no lo crea!

O sea que la petición de Arreaza debe hacerse a un ente colombiano distinto a la Presidencia de la República, y la liquidez, las tasas de interés, la estabilidad económica, la preservación del poder adquisitivo, la inflación, el valor de cambio de las divisas, entre otras, serían las políticas a revisar para cumplir los deseos a nuestro Vicepresidente, me refiero a pedirle a las economías del mundo que se ajusten a nuestro modelo socialista y así el país tenga éxito, incluso sin prestar atención a que la política monetaria del BCV es reconocida por el mundo financiero y académico internacional como un absoluto desastre.

Como “cero mata a cero”, para complacer a Venezuela, Colombia tendría que emular las idioteces monetaristas del Directorio del BCV y hacer lo siguiente:

Liquidez: Colombia debería mas o menos cuadruplicar la liquidez monetaria cada semestre, aún generando dinero inorgánico – tal cual aquí - y ponerla en manos de las clases desposeídas. Lo malo es así los bachaqueros tendrían mas efectivo para comprar mas productos y hasta los billetes venezolanos. ¡Perversos!

Tasas de Interés: Colombia debería implementar tasas de interés reales negativas, a razón del 10% aproximadamente de su inflación. Lo malo es que así desestimulan el ahorro y entonces los colombianos se apoyarían en los bachaqueros para protegerse de la pérdida del valor de sus churupos. ¡Malucos!

Poder adquisitivo: Colombia debería destruir el poder adquisitivo de los colombianos, decretando aumentos generales de sueldos y salarios de alrededor de un 15% de la inflación acumulada. Pero si los colombianos pierden poder de compra entonces vendrán a la frontera a comprar productos venezolanos a los bachaqueros (bueno, importados por Venezuela a tasas estúpidamente bajas y subsidiadas porque aquí no se produce nada) y se los llevarían, ahora sí, masivamente…. ¡Villanos!!!!

Inflación: Colombia debería “desatar” la inflación y la espiral de precios como en Venezuela, sin publicarla en ningún boletín oficial en contra de toda ley interna. Lo que pasa es que en Colombia eso no sería posible porque allá las instituciones funcionan sin someterse al poder central y los funcionarios que así actúan serían llevados a la justicia. El Presidente Santos tendría luego que subyugar militares y presionar jueces y ciudadanos en general, amenazarlos con ocupar sus empresas, meterlos presos, destituirlos, expropiarlos, nacionalizarlos, multarlos y hasta quitarle la nacionalidad si se les ocurre oponerse a sus deseos. Allá no pasa eso y de pasar, llamarían dictador a Santos y pondrían a Uribe en su lugar, lo cual sería malísimo para Venezuela. ¿Verdad?

Precios: Colombia debería implantar un férreo control de precios, limitación de márgenes y costos y control de la producción a contrapelo de la mas elemental regla del mercado, la de la oferta y la demanda y asumir que las decisiones de la SUNDDE sean aplicables a Colombia con la publicación en la Gaceta Oficial. Eso sí, el control de precios es para los terceros, porque Colombia podría incrementar los precios como se le pegue la gana, cuando quiera y sin reparo a toda lógica. Lo malo es que hacer eso traería mucha confusión y desabastecimiento interno y entonces se vendrían mas colombianos a bachaquear en nuestro país. ¡Ignorantes!

Crecimiento Económico: Colombia debería promover un agresivo programa de expropiación y ocupación de empresas para hacerlas ineficientes, inoperantes y corruptas, manejarlas con familiares consanguíneos y afines directos del Presidente Santos y así acabar con toda posibilidad de crecimiento económico. El problema es que esto crearía incentivos muy grandes para venir a Venezuela a comerse nuestra Harina Pan y demás alimentos de la cesta básica, consumir nuestro cemento, nuestros carros, nuestros electrodomésticos y en fin, acabar con todo papel higiénico como la marabunta. ¡Ambiciosos!

¡Pero tranquilos amigos que estamos a salvo!, porque la oligarquía gobernante en Colombia no es amiga de la revolución bolivariana y pareciera que no tiene ánimos de complacer los deseos del Vicepresidente, de lo contrario terminaríamos inundados de bachaqueros como hormigas. Así que ¡por ahora! nuestro país puede continuar su rumbo hacia el mar de la felicidad!!!

José Andrés Ponce
Democracia Integral
http://www.democraciaintegral.blogspot.com
democraciatuya@gmail.com



viernes, 4 de septiembre de 2015

A merced del pueblo … y sus soldados


La democracia tiene por lo menos un mérito,  
y es que un miembro del parlamento
no puede ser más incompetente
que aquellos que le han votado.
Elbert Hubbard (1856-1915)

Vivimos momentos críticos para la restauración de la democracia; luce posible un resultado favorable en las elecciones del 6 de diciembre de 2015, pero es irresponsable hacernos creer que la solución para esta situación de agotamiento del modelo revolucionario es simplemente electoral y consiste en ganar las elecciones parlamentarias, y listo!!!

Lamentablemente, la instauración de una democracia institucional y plural es un proceso mucho mas complicado y espinoso, que ciertamente pasa por ganar elecciones, pero un triunfo electoral en las parlamentarias no es garantía de nada sin el manejo asertivo que de tal se haga. Ganar las elecciones sería muy peligroso para la oposición triunfalista que cree que la cosa llega hasta allí, obviando el hecho político de reconocer y discutir abiertamente que eso es solo un comienzo. La MUD no ha sido responsable con el electorado ni honesta al tratar las perspectivas y futuro inmediato a la campaña y posterior triunfo electoral.

Los partidos que actúan en la MUD nos han venido comunicando la idea de que un resultado electoral favorable permitirá a la mayoría absoluta del 51% o calificada de 66% - para los mas optimistas - producir leyes de amnistía que liberarán los presos políticos, así como leyes para la devolución, repatriación o rescate de todos los dineros apropiados ilegítimamente durante la revolución, o incluso eliminar errores parlamentarios al dictar leyes inconstitucionales y habilitaciones presidenciales absurdas, pasando por elegir cabezas de los poderes públicos y hasta interpelar, censurar y condenar políticamente a todo ministro o jerarca de la administración pública descentralizada que deba cuentas y no las haya presentado, entre otras bendiciones.

Sin embargo, hemos visto otra vez la ejecución de “cuadres” políticos y asignaciones “salidoras” a merced de liderazgos locales y naturales, así como un reparto descarado de papeles y posiciones que ha hecho muy fácil la crítica a la oposición que no le permite la participación en encuestas en sintonía con el malestar social y la profunda descomposición causada por el mega-desastre que ha sido el alargado final de un modelo que no funciona.

Con todo el trabajo magistralmente torpe en materia social, económica, política y jurídica de la revolución para implosionar y llevarse a todos con ella, las encuestas mas favorables apenas conceden un 25%-30% de margen de “voto castigo”, cuando no menos del 80% de los venezolanos reconocen y conceden que este gobierno es el principal responsable de todos nuestros males.

Yo me pregunto: ¿Puede un país cuyos poderes públicos han sido tomados, subyugados y doblegados por una minoría usurpadora sin escrúpulos, apoyada por un estamento militar que se encarga de mantenerlos en el poder, que ejecuta las peores prácticas lisonjeras, para-policiales, de coacción y hasta extorsión mediática garantizar la pacífica transición parlamentaria que se espera?

La MUD y sus partidos, los candidatos a la Asamblea Nacional y los líderes de opinión que tendrán la responsabilidad de dirigir este avance al pluralismo democrático tienen que explicar a los electores como van a hacer de la campaña y su resultado la base de un proceso de transición efectiva para la materialización de su oferta electoral, y como van a hacer para lograr, entre otras cosas, lo siguiente:

1  Una respuesta efectiva a la previsible versión del “Dakaso 2015” y como contrarrestar todos los abusos de poder que nos tienen acostumbrados;

2  El reconocimiento formal del triunfo con un Poder Electoral claramente sesgado y que no ofrece garantía de árbitro, particularmente en esas elecciones en circuitos parejos;

3 La instalación de la nueva Asamblea Nacional, con la nueva composición resultante de los comicios;

4  La aprobación y promulgación de leyes y decisiones que corresponde a “otros” poderes colocar el ejecútese, “revisar su constitucionalidad” o perseguir a través de la vendetta pública; y sobretodo

5  Evitar que la constitucionalidad del resultado o hecho electoral y los demás actos indicados arriba sean confrontados frente a un TSJ que está claramente cuestionado en la juridicidad de sus decisiones y que en 16 años de revolución jamás a dictado decisiones a favor de la oposición.

El detalle de este proceso que la oposición pasa por alto es que el “voto castigo” no es garantía de triunfo, paz y reconstrucción. La revolución bolivariana se montó en dos paradigmas fundamentales que hoy se resume en la “unión cívico-militar” para hacernos entender que sin ganar la confianza popular y el apoyo militar institucional ningún esfuerzo electoral por mas exitoso que sea llegará a puerto seguro.

Mientras la oposición no presente al gran colectivo nacional un plan que genere confianza y afecto mayoritario, la institucionalidad castrense continuará subyugada al poder y con ello el futuro de la democracia, lo que hace que nuestras ideas de recuperación de la patria – y nuestros destinos – estén a merced del pueblo y sus soldados.

Hasta que no aceptemos este reto, seguiremos en rumbo incierto.

José Andrés Ponce
Democracia Integral
http://www.democraciaintegral.blogspot.com

democraciatuya@gmail.com