Si usted es como cualquier venezolano o latinoamericano común, seguramente debe haber visto u oído de la sobresaliente actuación de la Vinotinto en la Copa América 2011, de la pasión nacionalista que ha desatado y de los reconocimientos y elogios que ha recibido, venidos de hasta sus mas acérrimos críticos y contrarios.
Al ver jugar a la Vinotinto y luego escuchar las entrevistas a los futbolistas y su Director Técnico, uno se da cuenta que estos venezolanos y su esfuerzo Vinotinto no son casualidad, sino el producto de un esfuerzo orquestado y disciplinado, focalizado en un objetivo común, que se viene realizando desde aproximadamente 1999 – coincidentemente al paso de la Revolución Rojita – y con el aporte colectivo de muchos mas que los protagonistas del juego y con miras a la clasificación de la Vinotinto para una Copa Mundial FIFA de mayores, probablemente Brasil 2014.
Mientras cantábamos los goles y gozábamos los triunfos de la Vinotinto, me pregunté ¿Cómo es posible que estos venezolanos hayan logrado avances y triunfos tan resonantes al tiempo que la Revolución Rojita sencillamente ha dado forfait a su responsabilidad histórica de “mostrar que tiene algo en la patada” y ser considerada una revolución ganadora, en lugar de la revolución fallida que se muestra hoy en todos los indicadores posibles de medir imparcialmente?
¿Será gracias al D.T., que se ganó el respeto de todos sin insultar a nadie, que tiene autoridad moral, experiencia profunda y una trayectoria exitosa en lo que hace, y quien con gran humildad y dignidad ha continuado el esfuerzo que se venía haciendo, dándole crédito y reconocimiento al pasado, como fundamento base para llegar adonde ha llegado, invitando a todos, sin exclusión, a participar?
¿Será gracias a los futbolistas, que fueron convocados por sus méritos, logros, talentos y capacidades, sin tener que ser “fichas” o “panas” del D.T., ni jugar exclusivamente para sus equipos?
¿Será gracias a que ahora los seleccionados son ricos o famosos y talentosos y sus necesidades están bastante cubiertas, de manera tal que pueden concentrarse mucho mas en su especialidad y entrenarse a fondo para cumplir con sus compromisos, sin necesidad de apropiarse de las prebendas de ser seleccionado?
¿Será gracias al esfuerzo mediático de un colectivo periodístico que se ha dado por entero a aprender, explicar y comentar sobre la materia y trayectoria de la selección, sus aciertos y errores, éxitos y fracasos, no fustigándola por lo que hicieron sino examinando las oportunidades de aprendizaje en los errores cometidos?
¿Será gracias a la suerte y la casualidad o será gracias a la inversión en medios, infraestructura, organización, participación y desarrollo de semilleros de talentos en las selecciones menores, vengan de los campamentos europeos o de los que se han diseminado en toda la geografía nacional para desarrollar una gran base de talentos donde escoger los mejores?
¿Será gracias a que las estrategias y tácticas utilizadas son modernas y exitosas y no apegadas a estilos y estrategias del pasado que ya se comprobaron fracasadas e indignas de títulos ganadores?
¿Será gracias a la pasión y el pundonor con que se defiende a La Vinotinto, incluso generando orgullo y aplausos cuando se mancha de negro a si misma a la hora de la refriega para defender su honor, golpeando contrarios y defendiendo compañeros?
No lo se; lo que si me quedó claro de la participación de La Vinotinto en la Copa América es que si queremos vivir en Venezuela una revolución política, económica y social que aspire a tener algún tipo de éxito y reconocimiento concreto y verdadero, nuestros líderes deberían dejar de enfocarse en los fundamentos ideológicos y tácticos de la revolución rojita (y me refiero tanto a proponentes como detractores) y deberían observar, aprender y copiar mas a la Vinotinto.
Así como decimos con orgullo ¡La Vinotinto ahora es de Todos!, esperamos que nuestro liderazgo político nos diga que Venezuela vuelve a serlo, otra vez.
José Andrés Ponce
Democracia Integral
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