Parece impensable encontrar un calificativo mas grave para
describir las actuaciones de la de la Asamblea Nacional de Venezuela hasta el
allanamiento de la inmunidad a Richard Mardo, pero la sesión del 13 de agosto
de 2013 – nada aburrida en el peor de los sentidos – pasará a la historia
parlamentaria del país como una de las sesiones mas obscenas y bochornosas que
hayamos sido testigos los venezolanos y vaya que se han visto cosas deshonrosas
en ese recinto histórico.
No me refiero a la retórica pestífera de algunos diputados que se
prestaron para la maniobra marrullera e ilegal de victimizar por asociación a
quien se le acusa en ausencia, aparentemente sin pruebas legítimas y sometidas
al control y comunidad previas al pronunciamiento de los órganos de control
judicial de las mismas, ni tampoco a la pretensión morbosa de someter al
escarnio público al enemigo político sin detenerse en el atropello a las
libertades civiles de ciudadanos cuyas imágenes fueron utilizadas y
probablemente desnaturalizadas en desprecio de la ley y la mas alta ética y
moral públicas.
Me refiero a la manera como manejó el debate y el derecho de
palabra la Mesa Directiva cuando horas antes anunciaba cual animadores del
circo que habrían “cositas en la sesión” para promover la audiencia
parlamentaria y dentro del marco del clamor por la lucha contra la corrupción terminaron
con una declaración espuria y de dudoso carácter ético, moral y constitucional
contra un partido político que hace vida parlamentaria y claramente perturba a
quienes en actitud abusiva y atropellada pretenden ocultar los graves hechos de
corrupción que encubridoramente se niegan a investigar.
Esto, justo en la misma sesión que eligió a un nuevo Presidente
del Banco Central de Venezuela confirmando a Edmee Betancourt como la
presidenta mas breve de la historia del BCV, según el Portal Aporrea.org debido
a su declaración de que mas de 20 mil millones de dólares del Sitme fueron
entregados a empresas de maletín, o según otras fuentes por su gestión en el
Bandes cuyo cuestionamiento ha llevado a acusaciones y detenciones fuera de
Venezuela de altos funcionarios de estas instituciones por operaciones dudosas
y bajo investigación criminal de cientos de millones de dólares en perjuicio
del Bandes y demás fondos accesorios del patrimonio público.
¿Cinismo o ignorancia? ¡No lo sé!, pero al escuchar la
intervención del diputado denunciante acusar – sin presentar pruebas - a un
funcionario público de rango ajeno a su competencia de formar parte de una red
de prostitución, narcotráfico y blanqueo de capitales para lo cual solamente consignó
unas facturas apócrifas de una conocida agencia de festejos que prestó
servicios para lo que describen ellas mismas como actividades mas típicas de
una campaña electoral – desayunos, almuerzos, coffee breaks – que de unas
orgías y bacanales que parecen estar mas bien en la mente y morbo de los
acusadores cuyo monto por demás luce hasta económico y presenta además unas fotos
que de bochornosas tuvieron las palabras de los parlamentarios que las
presentaron, uno se pregunta si acaso tienen estos parlamentarios la mas mínima
idea de la esfera de su competencia, de los límites de su mandato y de la ética
y moral que tanto predican y tan poco atienden.
¿Sordos intencionales o incapaces de sumar? El presidente y los
demás diputados miembros de la Comisión Permanente de Contraloría de la
Asamblea Nacional, en cambio, tienen mucho que explicar del como se establecen
las prioridades investigativas de los fraudes al patrimonio público en el ente
parlamentario.
Por un lado, la Presidenta del Banco Central de Venezuela en
funciones declara la distracción de 20 mil millones de dólares en las
asignaciones del Sitme a empresas fantasma, chimbas o propiedad de verdaderos
enchufados y que coincide sospechosamente con su destitución; por otro, el
diputado Andrés Eloy Méndez denuncia el pago de 1.2 millones de bolívares en
tequeños y cachitos como el acto del Zar de la no se que, que desfalca las
finanzas públicas. Y por mas ridículo que pueda parecer, es éste último el
evento el que genera la movilización de la Asamblea Nacional y todos los
recursos inteligencia civil, militar y de investigación policial y parapolicial
del Estado en cuya ejecución seguramente habrán gastado cifras cercanas y hasta
superiores al monto de la denuncia.
Esto es por decir lo menos, risible, aunque en realidad sea la
confirmación de la actitud hipócrita y farisea de quienes tienen por mandato
constitucional la responsabilidad de acabar con tales prácticas.
Como Reality, el espectáculo que dieron los parlamentarios
prometería grandes beneficios y hasta podría competir con cualquier dramático
comercial; como muestra del estado y nivel del parlamento, la sesión del 13
solo dice de lo pobre e indigna que es la representación popular que encarnan
los diputados y diputadas de la señal de costumbre.
Lo mas frívolo de la sesión fue ver como, después de semejante
show mediático y escándalo parlamentario, la Mesa Directiva abandonó la sesión
y la Asamblea continuó la sesión como si nada, con la lectura del siguiente
orden del día y la aprobación del texto de la Ley de Vehículos cuya redacción
indudablemente será fuente de corruptelas futuras, haciendo parecer como normal
lo que los venezolanos vimos previamente y que ni con antiácidos pudimos
digerir.
Pero no todo está perdido en la Asamblea.
Al verlos en vivo y directo seguramente los electores pudieron
apreciar quien es quien en el parlamento nacional y hasta disfrutar el cierre
de un novel diputado de apellido Pizarro, cuyas palabras en mi opinión recogen
el sentimiento y mensaje que los ciudadanos moderados quisieran dar a todo ese
cuerpo colegiado:
“… un pueblo que decide
cambiar, un pueblo que decide apostar por el futuro, no lo detiene nadie - absolutamente
nadie - a pesar de sus mentiras. Quédense ustedes en sus pantaneras, nosotros
reivindicamos la política como ejercicio de servicio, para el pueblo. Muchas
gracias”.
Democracia Integral
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