sábado, 7 de septiembre de 2013

Cinismo Ignorante


Si la oposición venezolana y su “brazo armado” de la MUD están detrás de conspiraciones que comprometen la industria petrolera y el suministro eléctrico y junto al Imperio conspiran contra la seguridad alimentaria, la paz laboral, la tranquilidad en los recintos penitenciarios, el funcionamiento ordenado de los hospitales, la estabilidad económica y monetaria, entre otros, lo que tenemos que preguntarnos son dos cosas: Primero: ¿Por qué tanta capacidad y no terminan de sacar del poder a este gobierno? Y Segundo: ¿Por qué utilizan toda esa capacidad para generar zozobra en lugar de alzarse con el poder? Absurdo ¿No?

Cínicamente y con un desparpajo insuperable, personeros y estandartes de la revolución han desarrollado a la letra la habilidad de copiar al “Líder Supremo” en su capacidad de crear historias fantásticas a partir de cada una de sus incapacidades, achacarla a la ya lejana IV y endosarle al Imperio todos los males que en realidad ellos mismos y su propia incompetencia nos causan a todos.

A la partida del “Líder Supremo” a su encuentro con El Propio, los herederos de Chávez nos han lanzado perlas como que el problema no es la generación eléctrica sino el exceso de consumo, que no es que haya desabastecimiento sino que los venezolanos ahora comemos demasiado, que no hay un problema de robo de divisas sino que hay una conspiración de empresarios especuladores, que no es que no haya cemento sino que las obras de la revolución lo consumen y así cada problema que crean y vivimos a diario lo reclaman como logro de la revolución y lo enrostran en una misión para ocultar hechos, repartir la piñata y abstenerse de rendir cuentas públicas de una gestión fracasada y de una revolución fallida.

Lo grave de todo esto, además de la evidente destrucción que han causado en 15 años y dramáticamente acelerada en el 2013, es que no haya luces de sensatez en la revolución a quien uno le atribuya y apele a su capacidad para reflexionar sobre la indolencia e incapacidad de estos sujetos para hacer avanzar y progresar a los venezolanos, que hemos caído en una barrena inevitable hacia el colapso.

Hasta ministros de lujo como la Dra. Isabel Iturria caen en la tentación de apelar a la insensatez y el desparpajo como método de discurso cuando se vio entrampada recientemente al declarar el pasado 28 de mayo que “… es "normal" que algunos medicamentos superen su fecha de vencimiento sin ser distribuidos”. O el mismísimo Merentes cuando en su reciente entrevista con José Vicente Rangel el pasado 1ro de septiembre reconoció que el fracaso de esta revolución se evidencia en su ejecutar económico, cuando ÉL es el principal causante de esta debacle y no muestra el menor signo de remordimiento renunciante.

¿Será que quienes gobiernan no tienen vergüenza o es que en realidad son ignorantes de lo que les pasa frente a sus narices y se hacen presas dóciles de los depredadores del país?

Toca el turno al ministro Chacón, que a decir verdad le lanzaron una papa caliente que se hizo dramáticamente evidente desde que el inefable ministro aquel ordenara la oscurana racionada de los barrios que lo hizo mas breve que la presidencia aquella y que su ignorancia la reconoció hasta el mismo Chávez al son de los cuentos del niño, la niña, las iguanas y los rabipelaos, pero que ni Alí Rodríguez ni el propio hermano del Comandante pudieron manejar. Chacón anuncia con una arrogancia brutal e insostenible que resolvería el problema eléctrico en 100 días o pondría su cargo a la orden, ninguna de las cuales sucedieron – como es costumbre – pero entrega en poco mas de 100 días un descalabro nacional del sistema de electrificación mientras busca a los lados a cualquier opositor para echarle el muerto del apagón nacional encima.

¿Qué son 4 horas de pérdidas económicas en un país paralizado para quienes la desaparición de 26 mil millones de dólares no vale siquiera una pregunta? ¿Qué importa que Venezuela deje de producir cientos de millones de horas hombre cada vez que se genera un apagón de desidia si para la revolución el tiempo y la vida de los venezolanos puede malgastarse en colas absurdas, peajes innecesarios y gestiones ramplonas que acaban con la dignidad del ser humano cuando logra un rollo que le permita defecar con dignidad, o una limosna misionera que se disuelve en la inflación mientras los jerarcas muestran signos externos de la riqueza fortuita e injustificable que se amasa destruyendo la dignidad nacional?

La indolencia gubernamental para reconocer que su ejecutoria es la causante de todos los males que nos aquejan ha invadido a todos los ámbitos de la vida nacional; el intento de criminalizar la disidencia y la protesta y el derroche de recursos para crear historias fantásticas y escándalos de utilería con el solo objetivo de ocultar sus errores ya no funciona.

El país entero se quedó sin luz y la responsabilidad es de Chacón. No fue un simple apagoncito como dicen por allí, ni es algo que la oposición celebre al señalarlo. El país no tiene divisas y no es porque hayan unos viajeros que inventan viajes de estudio, sino que se cogieron 26 mil millones de dólares frente a las narices de Merentes, Giordani y la Fiscala y no hay respuestas concretas muy probablemente por los perfiles impublicables de los beneficiarios. No es que sea normal que las medicinas se vencen y hay que destruirlas, sino que la salud pública se ha convertido en una ruleta rusa al frente de la Dra. Iturria. Lo mismo está sucediendo con la seguridad vial, personal, jurídica, penitenciaria, alimentaria, laboral y hasta educacional. En todos esos frentes tenemos a una cabeza, un ministro, cuya primera respuesta a su pobre ejecutoria es llamar a los Servicios de Inteligencia para que le hagan un montaje a sobretiempo y una cobertura de cortina de humo que sea coreada luego en la Asamblea Nacional al son de “tener patria”.

En menos de un año, Maduro y sus coherederos han hecho que hasta el quinquenio de Lusinchi parezca poca cosa. Como entonces, los que hoy aspiran ser constructores de la patria, en realidad lo que están es depredando y destruyendo al país. Como entonces, los que nos dirigen hacia el mar de la felicidad nos envuelven en una historia que solo alimenta el descontento que angustiadamente anticipamos en la reacción social natural, que el que no se haya dado no implica que no se esté fraguando mas allá de las intenciones y morbosidades que le endilguen a los que no estamos de acuerdo con lo que sucede.

Antes de repetir la historia a la que lucimos condenados por la indolencia oficial, llamo a la reflexión seria y serena de quienes nos arrastran a todos por este despeñadero. Es hora de tener un dirigente maduro de verdad que responda a las necesidades del colectivo y ponga a un lado la ideología suicida. Se necesita votar, pero también que los protagonistas reencuentren la dignidad perdida y el sentido de colectivo que alguna vez los llevó a pensar en convertirse en servidores públicos.

Ya nadie se acuerda del circo de Snowden, las mariqueras de Pedro Carreño, ni siquiera del show del Magnicidio, menos cuando no se tiene luz, se pierde la salud o arriesga la vida, se atrasa el progreso, felicidad y bienestar y el de sus hijos, o como recientemente me tocó ver, se devuelve la mitad del pan que se compró porque no se tuvo como pagarlo al nuevo precio regulado.

Democracia Integral
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