viernes, 29 de julio de 2016

Recluta agroalimentaria “como sea”, al estilo “cortacaña”


No es digno de mandar a otros hombres
aquel que no es mejor que ellos
Ciro El Grande

La resolución 9855 del Ministerio del Trabajo de Venezuela que establece un régimen de trabajo, temporal, especial y obligatorio para el sector agroindustrial del “procesamiento de maíz” es la prueba irrefutable de lo peligroso de aplicarle mentalidad militar a los asuntos civiles y económicos del Estado y lo deplorablemente deshumanizado, infamante e indigno de este gobierno del “como sea”.

Esta medida de la revolución bolivariana en particular es de una barbaridad tal que raya en lo absurdo y en mi opinión supera con honores aquella de los “cortadores de caña” de la inefable; ella no puede ser mas que el producto de un pensamiento trasnochado, un chiste de muy mal gusto o la simple incompetencia para dictar políticas públicas bajo este esquema militarizado en que vivimos.

La resolución dictada por el Ministro Orlando Vera, quien como sabemos está subordinado a “mi General Padrino” por orden presidencial, previa solicitud del Ministerio de Comunas y disque amparado en la ley del trabajo, supuestamente dentro del marco de la emergencia económica agroalimentaria, el Estado de Excepción y la Misión de Abastecimiento y Producción, establece una suerte de recluta agroalimentaria que “obliga” a las empresas que así sean requeridas a proporcionar a un “ente” requirente e indeterminado pero presuntamente competidor natural del requerido, todos los trabajadores que este pida so pretexto de aumentar “su” productividad, incluso a expensas de la empresa obligada a obedecer.

¡Es en serio!, está publicado en Gaceta Oficial (No. 40.950 del 22 de julio de 2016). No me crean, lean: TERCERO: Las entidades de trabajo del sector público y privado están obligadas, a cumplir con el estricto Imperio del presente acto administrativo, a tal efecto deberán proporcionar los trabajadores requeridos y las trabajadoras requeridas a objeto de aumentar la productividad de la entidad de trabajo requirente o solicitante”. Esto es sin mención de compensación alguna, sin aviso y sin protesto al trabajador, en desatención a la relación laboral preexistente que le suspenden sin motivación y en desmedro de la inversión y desarrollo de su talento y destrezas o sin su voluntad y decisión individual de sumarse a la misión o requerimiento, que la resolución no precisa su naturaleza o alcance.

Pero ¡tranquilos!, no es cualquier trabajador al que pretenden reclutar y reducir su voluntad libre e individual - digo requerir – sino solo aquellos “gladiadores” que estén fuertes y sanos, en condiciones físicas, mentales y óptimas para trabajar serán los elegidos a inmolarse por la revolución, quienes por demás y según la norma no tienen “voz ni voto” en el asunto, aunque tampoco por eso tengan que preocuparse porque si luego del “tour of duty” el “trabajador requerido” sufre una enfermedad ocupacional o común, o un accidente de trabajo, se lo devuelven al patrono originario ¡y listo!; así, sin mayores detalles.

¿No me creen? Léanse los artículos Cuarto y Décimo de la resolución:

CUARTO: Los trabajadores y trabajadoras … requeridos para la ejecución del objeto de … aumentar la productividad de la entidad de trabajo solicitante deberán contar con las condiciones físicas y técnicas para ejercer las funciones encomendadas.”

DÉCIMO: Los trabajadores … requeridos, una vez cesada la suspensión tendrán derecho a continuar prestando servicio en la entidad de trabajo originaria, en las mismas condiciones de trabajo existentes para la fecha en que ocurrió aquella, salvo que por circunstancias de accidente de trabajo, enfermedad ocupacional o accidente o enfermedad común, resultare discapacitado o discapacitada para desempeñar la funciones inherentes a su puesto de trabajo. En estos casos, el trabajador o la trabajadora requerido serán reubicados por el patrono originario en un puesto de trabajo adecuado a la nueva situación”.

Mas allá de señalar que la “razia” durará 60 días per cápita, prorrogables quien sabe cuantas veces, no se dan mayores detalles. Y “chito”, no habrá explicaciones presumo siguiendo la lógica aquella de alegar razones de seguridad de Estado. Es decir, no se establece procedimiento de requerimiento alguno, ni condiciones socio económicas temporales del trabajo a realizar por el trabajador requerido en el ente requirente, ni si el trabajador será trasladado o separado de su domicilio, ni quien cubrirá los gastos de mantenimiento del trabajador, su hogar y su familia, o cual será su remuneración mas allá de pagarle un cesta-ticket revolucionario (¡en serio!), mucho menos aún si hay sanciones por desobediencia a la orden de requerimiento, bien por el ente requerido o por el trabajador mismo.

Pero lo mas escandaloso e irracional de la resolución 9855 es que según ella, si llegado el caso el trabajador requerido se negase a obedecer, como la obligación de proveer el trabajador requerido cae en cabeza de la empresa requerida, la empresa requerida no solo podría ser sancionada, ocupada, expoliada y demás etcéteras del estado de excepción, sino que en el caso contrario, al reclutarse el trabajador ella sería despojada de su fuerza laboral mas capacitada - “manu militari” - con el efecto de que esto reduciría la productividad en la unidad de producción requerida y con ello se acabaría con el objetivo mismo de la Misión de Abastecimiento que inspira la medida. O ¿Será que el objetivo es otro? Peor aún, de la lectura del texto de la resolución se infiere que la empresa requerida tenga señorío sobre el trabajador a quien - en una suerte de aporte del Taita en los tiempos de las gestas independentistas – se le pone a disposición de los ejércitos revolucionarios sin que este trabajador y su familia parecieran tener derecho a vela en ese entierro ni a que decir al respecto.

Es inoficioso y demasiado extenso dar cuenta aquí sobre la ilegalidad e inconstitucionalidad de la resolución 9855; menos aún listar las libertades y derechos humanos, civiles y ciudadanos que transgrede. La redacción de esta norma es tan absurda, ilógica, ilícita, inmoral e imposible de ejecutar que estoy seguro ni Stalin, ni Mao, ni hasta el mismísimo Fidel se le hubiera ocurrido redactar, menos aún implementar, en su mejor momento.

Simplemente “inaudito”, pero ya sabemos que del “como sea” podemos esperar cualquier cosa. En realidad, esta es la razón 9855 de la larga lista de razones para la urgencia del revocatorio.

José Andrés Ponce
Democracia Integral
http://www.democraciaintegral.blogspot.com
democraciatuya@gmail.com




viernes, 22 de julio de 2016

¡Los CLAP también fallarán! ¿Por qué?



La manera que vemos el problema es el problema”.
Stephen Covey.

La intención detrás de la iniciativa de los CLAP y de toda la legislación económica revolucionaria está condenada al fracaso entre otras razones porque asume la distribución institucional como arma enemiga de la llamada guerra económica y tiende a restarle importancia al valor de la cadena de comercialización como elemento fundamental del proceso que lleva productos al consumidor final, despreciándola precisamente como herramienta inevitable, efectiva, eficiente y rentable para ganarla.

La distribución masiva, que no debe confundirse con la logística militar para llevar pertrechos al frente de batalla, es un proceso muy complejo, con muchas variables y factores asociados directamente al producto distribuido, a la serie de eslabones de su cadena de distribución, a las necesidades específicas de los consumidores, a sus hábitos de consumo y a su poder de compra.

Como dije, la distribución institucional y masiva es un proceso eminentemente eficiente, efectivo, rentable e inevitable - aunque se discuta si es una ineficiencia del proceso de comercialización porque no agrega valor – y su mala ejecución puede acabar con cualquier iniciativa económica. No existe fabricante en el mundo que pueda llevar toda su producción directamente a las manos de sus consumidores, menos aún sin el apoyo de estructuras y herramientas de acopio y distribución, llámelos operadores, transportistas, almacenes logísticos, de mayoristas o de detallistas. No porque sea imposible per se, sino porque no hay producto que lo pague ni estructura de costos que lo soporte.

Una distribución eficiente, efectiva y rentable se mide por indicadores muy concretos como son la “Distribución Numérica”, que mide la presencia de productos en todos los puntos donde se puedan conseguir; la “Distribución Ponderada”, que mide la capacidad para estar presente en aquellos puntos donde haya mas actividad volumétrica y se pueda conseguir el producto; el “Costo de Distribución”, que es un valor expresado como un porcentaje sobre el precio del producto y mide la rentabilidad del proceso; y el “Tiempo de Distribución”, que mide el tiempo desde que el producto sale de la fábrica hasta que llega al consumidor. Con estos 4 indicadores se puede determinar si un proceso de distribución es viable o no.

Cuando el gobierno promueve que grupos atomizados de pequeños productores inviertan su tiempo y esfuerzo en iniciativas populares sin ofrecer asistencia para el manejo eficiente de su producción; cuando promueve iniciativas comunales como los CLAP para llevar directamente a la despensa de cada familia los productos requeridos sin prestar atención a las necesidades particulares de suministro y logística de sus usuarios; cuando plantea unir esas dos puntas sin la lógica y el cacumen de las mejores prácticas sino con la mentalidad militar para la logística de pertrechos usual para hacer la guerra, lo está condenando al fracaso.

Este modelo de abastecimiento (CLAP) fallará por tres (3) razones fundamentales: primero, porque aspira llegar directamente a cada familia lo cual implica un universo numérico imposible de ponderar como se hace con los grandes centros de abasto o distribución – mayoristas, detallistas o cadenas especializadas - puesto que la despensa de la familia venezolana es tan particular y variada como la familia misma; segundo, porque la logística de almacenamiento y transporte de los CLAP implica una inversión en estructura, recursos, procesos y talento humano que los productos transportados en las bolsas CLAP – a los precios regulados y ficticios a que se venden – son incapaces de financiar; y tercero, porque el proceso diseñado es tan largo, engorroso e ineficiente que los consumidores encontrarán mas práctico procurárselos ellos mismos en la cantidad, calidad, precio y lugar de expendio que les sea mas conveniente, así sea teniendo que pasar la frontera a trompicones y por encima de piquetes militares de contención.

Por otro lado, el modelo que se deduce de la Misión de Abastecimiento y Producción propone pequeños productores atomizados como alternativa - en lugar de complemento - a los grandes inversionistas y productores que huyen despavoridos por la falta de oportunidad funcional y rentable a sus inversiones, que para ser ejecutable necesitaría estructuras gigantes y procesos de cooperación y acopio masivos para llevar la producción a las manos de los consumidores y que no se ven por ninguna parte.

Finalmente, los consumidores que pagan por las bolsas contentivas de productos distribuidos por los CLAP aspirarán eventualmente recibir productos en calidad, cantidad y variedad que responda a sus necesidades particulares y no a la decisión del oficial de rango y turno; así entonces, los CLAP requerirán estructuras, operaciones y centros para llevar al consumidor solo aquellos productos que demanda, que los militares no entienden ni aceptan y que terminan “empujando” a fuerza de sable lo que los hambrientos aceptan temporalmente por su circunstancia pero que desecharán tan pronto surjan estructuras alternativas mas eficientes, sea la frontera, los bachaqueros, las destruidas cadenas de distribución tradicionales o cualquier otra.

Es posible que un militar soñador o trasnochado pueda poner en papel una campaña logística para lograr sendas mega-estructuras de acopio y distribución. Lo que no es posible es financiarla. ¡Así de simple!

José Andrés Ponce
Democracia Integral
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democraciatuya@gmail.com

viernes, 15 de julio de 2016

¡CLAPitalismo salvaje y militarista!


La aceptación de la opresión por parte del oprimido
acaba por ser complicidad;
la cobardía es un consentimiento;
existe solidaridad y participación vergonzosa
entre el gobierno que hace el mal
y el pueblo que lo deja hacer.
Víctor Hugo

¿Que mas decir que no se haya dicho para denunciar la soberana estupidez de los que insisten en un modelo históricamente fallido y de los que esperan pululantes el milagro de creer ganarse la lotería en una bolsa de CLAP que le caiga de alguna parte – desesperadamente de donde sea - sin asumir la responsabilidad de su propio destino?

¡Nada!

A eso – ¡a nada! - se resume el espejismo llamado CLAP, la mas reciente herramienta de subyugación de la revolución bolivariana. Los Comité Locales de Abastecimiento y Producción, que falazmente administrarán la Gran Misión de Abastecimiento y Producción y que suponen deferir al estamento militar atribuciones presidenciales – inconstitucionalmente y sable en mano – para insistir en políticas fracasadas que se alinean y enfilan como vagones de tren rumbo al despeñadero de la larga y fracasada serie de misiones que salvo hacer billonarios a trisoleados verde oliva y sus secuaces lo único que hace es demostrar el fracaso de una revolución populista, ineficiente e inefectiva que no resiste democráticamente el mas mínimo viento de cambio y que nada nuevo aportó a la Venezuela rentista que en sus manos hoy pordiosea limosnas en comida y medicinas porque no puede hacer otra cosa sin que un “control” oficialista y ahora oficialmente castrense lo impida, con la complicidad capitulante de los demás poderes públicos.

¡Una bolsa para un bolsa! pareciera ser la consigna para llevar a manos de unos pobres y defraudados afortunados que le venden sin libertad de escoger su precio, contenido, calidad, cantidad y lugar de procedencia y que sucumben otra vez a lambucear la migaja de la piñata que los revolucionarios han saqueado y que a vista de ojos ni siquiera es suficiente para ciudadanos cuyo destino parece ser pulular entre colas, censos y registros a la espera de algo que ya ni creen es su derecho constitucional. Y si, los bolsas sobran, pero las bolsas no alcanzan para todos.

Las academias y sus representantes, los actores económicos, políticos y sociales, los organismos internacionales, las organizaciones religiosas de cualquier denominación, las estadísticas macro, micro y hasta las cifras amañadas oficialmente señalan con absoluta, exclusiva y única responsabilidad y a gritos a una revolución tarúpida que no solo ha diseñado mal, sino ejecutado peor, corrupta y mediocremente, la oferta engañosa de la transformación, generando una camada de buitres – enchufados locales y extranjeros – que ante la estupidez funcional de comandantes supremos y sus herederos no terminan de aceptar lo que los hechos a simple pepa de ojo le restriegan en la cara: la revancha populista, el odio revolucionario, el discurso de clases y la vendetta disque popular, junto a la incompetencia manifiesta para diseñar y ejecutar políticas públicas sensatas, liberales y progresistas nos llevó a la quiebra económica y como nación. ¡Así de simple!, por mas doloroso que sea decirlo y vivirlo.

Como serán de malas estas políticas públicas revolucionarias que pretenden ocultar en subterfugios agotados de guerra económica, crisis petrolera y toda la retahíla exótica y agotada de excusas que serían pintorescas si no fuera por sus efectos que pagamos todos con este estado de destrucción y pobreza social y económica en que vivimos, que un Adeco emblemático y representativo de la llamada cuarta república se ha convertido en el portavoz autorizado y legitimado por el voto popular del malestar social y de la protesta y es la caja de resonancia de la insatisfacción que crece y se multiplica aunque se haya puesto de contenedor al mismísimo padrino mayor de la mafia y de la logia para detener lo que luce indetenible. La economía es terca y a la revolución solo le quedan decisiones como esta de morir lentamente oponiéndose a la realidad numérica, fáctica e incuestionable.

Si el contraste evidente del malvivir local versus la abundancia vecina, separadas por una franja fronteriza y de represión injusta; si la errática interpretación de las decisiones tomadas con el sosiego y la tranquilidad de la casa matriz que dice ya basta de seguir creyendo que es posible continuar en estas condiciones; si la lectura errada de la decisión del Citibank de que nuestro dinero no es bueno ni sirve para nada; si la respuesta unitaria de la ONU, la OEA, la CEU y el Mercosur señalando las violaciones, desmanes y fracasos revolucionarios no son suficientes para promover la reflexión, el diálogo y la reconciliación, entonces nada lo será. ¿Y entonces?..., hay que asumir que nuestro drama no radica en la ideología revolucionaria, sino en la escasa inteligencia de quienes la representan.

Los niveles a que ha llegado este régimen para forzar control social, desbordado por la quiebra económica y general del país, solo muestra la evidente incapacidad de quienes enarbolan la bandera revolucionaria para dar solución a los problemas mas dramáticos que nos aquejan, que decir para aquellos que no encabezan los 5 primeros que ya ni siquiera le prestamos atención.

A esto se reduce el CLAPitalismo salvaje: el último eslabón de una cadena interminable de fracasos que se llama revolución bolivariana y que tiene a nuestro país por este despeñadero económico, político y social. “Muerto el perro, se acaba la rabia” dijo alguna vez un sabio; lo que quiero decir es que como lo entiende todo el mundo civilizado, la reconciliación y la recuperación pasan por el revocatorio en 2016, como alternativa viable, legítima y constitucional para dar un final pacífico a esta historia oscura, contar las pérdidas y rediseñar el país que todos queremos, para todos...

José Andrés Ponce
Democracia Integral
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