El valor de un
acto se juzga por su oportunidad.
Lao-tsé
Muy pocos se comen el cuento de que la mala situación sea producto
de la guerra económica, la coyuntura petrolera, el modelo de la cuarta, el Niño,
la Niña, las iguanas y demás excusa revolucionarias utilizadas para justificar
la debacle en que el chavismo hundió a Venezuela. Pues que nadie se equivoque y
crea que Maduro es responsable de nada; ¡Él
no sabe de eso!.
El fracaso económico de Venezuela es producto de un modelo económico
fracasado, manejado por inexpertos, incapaces y corruptos que - salvo honrosas
excepciones – han ejecutado pésimamente políticas públicas que no solo destruyeron
el aparato productivo existente en 1999, sino que desperdiciaron los recursos
para el futuro de todos, privilegiando corruptos que se enriquecieron ilícita, impúdica
y descaradamente a ojos vista, amparados en la ausencia de Estado de Derecho y
la inoperancia de los órganos de administración de justicia.
El Socialismo del Siglo XXI es la historia de un sueño hecho
pesadilla que despilfarró la “oportunidad
de oro” que jamás tuvimos y que difícilmente volvamos a tener. La jerga
presidencial en cadena nacional, las promesas de “ahora si”, las marchas y contramarchas y constante rodar de
cabezas ministeriales desobedientes al absurdo revolucionario es una confesión constante,
continuada e irrefutable de la incapacidad para dirigir los asuntos económicos del
país que “por diseño” nos han hundido
en una crisis que ellos mismos crearon y de la cual luce obvio no nos pueden
sacar.
Los informes oficiales del BCV prueban la magnitud del fracaso económico
del Socialismo del Siglo XXI. Para muestra usaré al Producto Interno Bruto, la Inflación
y la Devaluación, 3 indicadores fundamentales para medir la salud económica del
país, números fríos que hierven la sangre y deberían ser suficientes para armar
el expediente revocatorio del modelo.
Producto Interno
Bruto (PIB):
Según las cifras oficiales, “la
revolución no crece”. No hay Estado viable ni desarrollo sustentable basado
en la premisa de un país cuya población crece mas que la economía.
Sin tomar en cuenta la caída descomunal del 2016, estimada en no
menos de 10%, la constante “oficial” del
crecimiento del PIB revolucionario en 17 años es 1,65% vs. el crecimiento poblacional
de alrededor del 1,5%. ¿Cómo puede nadie en su sano juicio creer que sin
crecimiento pueda haber desarrollo?
Devaluación:
El dólar americano como divisa de cuenta y pago es una referencia mundial
de paridad que cualquier país civilizado utiliza para muchos fines; contables,
estadísticos, de planificación financiera y costos, etc…
Les pregunto: ¿Cuál dólar – o tasa de cambio - tomaría usted para
esos análisis: el Dipro a 10 que nadie ve por ninguna parte, el Dicom a 640 que
existe solo para los panas o el paralelo a 1,000 que utilizan los demás que
necesitan hacerse de divisa sin las trabas y cortapisas revolucionarias?
Para entender el fracaso en el manejo de la paridad cambiaria, cuando
la revolución llegó hace 17 años, un dólar valía 575 (0,58 a bolívar fuerte).
Hoy, calculando en base al Dicom (640), la revolución devaluó el Bolívar 1.100
veces o 111.000% (si, como lee, “Ciento
Once Mil Por Ciento”), cosa que en 40 años del “diabólico puntofijismo” pasó 134 veces o 13.000%, o sea de Bs. 4,30
a Bs. 575. No hay que ser economista, ni técnico, ni experto para reconocer
este desmadre cambiario irresponsable, inconstitucional, ilegal y hasta criminal.
La Inflación:
Para aquellos que como María Bolívar o Luis Salas la desconocen,
aunque sientan y padezcan los estragos de su descontrol, la inflación es un
indicador económico incuestionable y generalmente aceptado como fundamental para
medir no solo la variación de los precios sino también el nivel de equilibrio
de varios factores que lo componen o inciden sobre él. Gasto, Déficit, Oferta y
demanda, Producción y productividad, Escases, Liquidez Monetaria, etc… inciden
directamente en la inflación; por eso es muy importante monitorearla,
reflejarla y controlarla, aunque sea bastante estúpido tener que decirlo.
La inflación está fuera del control y el BCV no es capaz de
contenerla. Los fallos en los pronósticos de Nelson Merentes han sido
grotescos, pronosticando 15% y reportando 108% - informe oficial BCV en 2015 - que
nadie cree y no dice nada respecto a todos los desequilibrios que la crearon. Por
ejemplo que 10 de las 13 categorías de medición ni siquiera reflejaron el
ajuste por venir, con lo cual la amenaza de la hiperinflación es mas cierta de
los que muchos creen.
Ninguna de las medidas tomadas en el marco de la emergencia económica
tienen como objetivo controlar estos indicadores. De hecho, escuchamos al
Presidente Maduro anunciar medidas que los desbordan. Entonces: ¿Cómo se cree
que este país pueda soportar mas un modelo que no funciona?
La constitución nacional resuelve este problema cuando señala en
su Artículo 320, en sus partes pertinentes que: “El Estado debe promover y
defender la estabilidad económica, … y velar por la estabilidad
monetaria y de precios, para asegurar el bienestar social. El ministerio
responsable de las finanzas y el Banco Central de Venezuela contribuirán a la
armonización de la política fiscal con la política monetaria, facilitando el
logro de los objetivos macroeconómicos. … el Banco Central de Venezuela no
estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá … financiar
políticas fiscales deficitarias. … se establecerán los objetivos … de
crecimiento y …, balance externo e inflación, … así como los niveles de las
variables intermedias ... Dicho acuerdo será firmado por el Presidente o
Presidenta del Banco Central de Venezuela y el o la titular del ministerio
responsable de las finanzas, y divulgará en el momento de la aprobación del
presupuesto por la Asamblea Nacional. Es responsabilidad de las
instituciones firmantes del acuerdo que las acciones de política sean
consistentes con sus objetivos. En dicho acuerdo se especificarán los
resultados esperados, las políticas y las acciones dirigidas a lograrlos. La
ley establecerá las características del acuerdo anual de política económica y
los mecanismos de rendición de cuentas.” (el subrayado es nuestro)
Este modelo económico que el gobierno insiste en ejecutar es el
que viola flagrantemente preceptos constitucionales y tiene al país de cabeza. La
economía de Venezuela es un desastre producto del fracaso de políticas públicas
dirigidas desde la mentalidad socialista del siglo XXI, la Revolución
Bolivariana y quienes la representan.
Ahora que se está hablando mucho de ataques a La Constitución por “otros poderes públicos” el Poder Ejecutivo
debería revisar la paja propia.
Ante la insistencia de mantener la debacle económica, la
herramienta es el revocatorio. Que ironía que el Presidente Maduro haya
contribuido a crear la solución que se niega implementar para corregir este
drama.
José Andrés Ponce
Democracia Integral
http://www.democraciaintegral.blogspot.com
democraciatuya@gmail.com
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