Como
en el cuento del gordito aquel que luego de muchas dietas y ejercicios llegó a
la conclusión de que su problema no era el exceso de peso sino la falta de
altura, el régimen impone su ley buscando excusas donde no existen para
justificar su fracaso y calentura.
La
revolución bolivariana que tantas simpatías generó a finales de los 90s
degeneró en Socialismo del Siglo XXI que en camino a su definición tomó la playa
de Machurucuto que por tanto tiempo evitamos se invadiera y penetró buena parte
de la sociedad civil gracias a la conchupancia de militares cubanoines y
socialistas tiranoides que buscan re-editar episodios oscuros de nuestra historia,
disfrazados de reivindicadores de una masa que en realidad exprimen sin piedad
aprovechándose del amor a quien sentían ungido para llevarlos a navegar hacia el
mar de la felicidad, aunque haya sido para ahogarse en la orilla.
Vendieron
muy bien la idea del maná celestial por la vía de misiones lisonjeras y holgazanas
con la intención de darle palo a la pobreza – pero a la de ellos - en forma de
comisiones, sobreprecios, contratos a dedo sin control previo ni posterior,
colocando piedras fundacionales que se repiten con cada ejercicio
presupuestario, otorgando créditos adicionales para inversiones deficitarias
por defecto, haciendo manipulaciones cambiarias donde siempre el Estado pierde,
etcétera, todo, ante la vista gorda de
una vindicta pública y una defensoría del pueblo que igualmente reditúan su
inacción gastando sabroso allende los mares.
Durante
15 años hemos escuchado excusas mas absurdas que las del gordito de la historia,
que solo por la ignorancia provocada por la deseducación intencional como
ingrediente revolucionario se pueden aceptar, aunque en realidad hayan llegado
al límite de lo grotesco y de lo obsceno.
Según
el régimen actual aquí no hay escases sino que ahora comemos mas; no hay
desabastecimiento sino que las protestas impiden la distribución; no hay
inflación sino que crecemos a paso de vencedores; no hay corrupción sino inocentes
funcionarios víctimas de tentaciones diabólicas; la inseguridad es una
sensación y los muertos no se cuentan; los hospitales no son inoperantes sino
que ahora el pueblo se enferma menos; los puertos no están vacíos por la
parálisis económica sino que ahora son mas eficientes; la protesta de calle es
solo una conspiración imperial por arrebatarnos el petróleo; las torturas no
son sino muestras de amor de la GNB a su pueblo; los empresarios que paran
operaciones y despiden a sus trabajadores son parte de la guerra económica y se
lleva la medalla de oro aquella que declara que, aunque reconocen todos los
males mencionados, ¡Tenemos Patria!
Con
un afán enfermizo por desconocer la mitad del país que se les opone consistentemente
desde hace 15 años, pretenden imponernos como Ley de la Patria a un Programa
Político fallido y ante la reacción de protesta generalizada invitan a un
dialogo de paz condicionado al marco de ese sistema como para perpetuarse en el
poder, insistiendo en clavarnos “El Modelo” sin claudicar, aunque es
precisamente el modelo lo que hay que cambiar.
Un
Modelo vil que sobrepone al Estado sobre el Individuo, la Propiedad Colectiva
sobre la Propiedad Privada, la Educación Ideológica sobre la Educación Libre,
el Culto a la Personalidad sobre la Libertad de Culto, la Censura sobre la
Libertad de Expresión y que en una dinámica sorda y excluyente de la
disidencia, entre otras maldades, luce destinado a fracasar otra vez.
Lo
peor de todo es que el Modelo que pretenden legalizar es el mismo que no han
podido cumplir ellos mismos y que con un descaro solo visto en tiempos de esta
revolución lo único que han hecho es cambiarle de nombre y prometer que “ahora
si van a comenzar a ejecutar”, tirando 15 años de destino colectivo a la basura.
Lo
que los autores del Plan de la Patria no entienden y se niegan a reconocer es
que “El Modelo” falla exactamente por la misma razón que falló el modelo
reemplazado: ¡ES EXCLUYENTE! Y no alcanzaremos
la felicidad colectiva soñada por Bolívar actuando en pro de una mitad de la
sociedad, porque naturalmente la otra mitad - sin excepción – eventualmente se
levantará en protesta.
La
generación del 58 se dedicó a construir una democracia institucional a la par
que sus padres fundadores se dedicaban a evitar la penetración castro-comunista
aliada con logias militares que hicieron causa común en la apuesta al fracaso
democrático y que gracias a la conchupancia partidista se consumó con la
exclusión masiva de lo que los jerarcas revolucionarios de hoy llaman pueblo y
quienes erigidos como jefes de la V República no han hecho sino un
quítate-tu-pa-ponerme-yo conculcando los poderes y acabando con la
institucionalidad, excluyendo a los otrora excluidores y triturando de nuevo la
esperanza popular después de saquear las arcas públicas y crear una nueva
generación de futuros exilios de oro.
La
posibilidad de la evolución cultural hacia el reconocimiento recíproco y el
progreso colectivo de Venezuela estará truncada mientras rindamos culto al
caudillo y promovamos salidas forzadas por liderazgos mesiánicos que prometen
amor eterno cuando en realidad esconden intereses oscuros y personalistas de
darle una patada a la pobreza propia y de beber de la fuente embriagante del
poder absoluto, defraudando al colectivo que logran convencer y subyugar.
Tampoco
tendremos éxito permitiendo que unas élites auto-designadas y persuadidas de ser
escogidos por poder divino se erijan como representantes incuestionados e
incuestionables del clamor popular de una patria que es común, por el solo
hecho de colgarse en su pecho la estirpe mantuana o apadrinarse bajo la cobija
segura del poder económico o endilgarse un gran pedigree refrendado con títulos
académicos otorgados por prestigiosas escuelas que con su rimbombante abolengo promueven
su agenda a través de sus avezados discípulos que muchas veces sucumben a los
melosos toñequeos que les hacen olvidar fácilmente a quienes están llamados a representar.
En
el albor de la nueva realidad que estamos viviendo Venezuela tendrá que
levantarse sobre el rastro destructor de los tiranos saqueadores de ayer y hoy,
estremecida por los gritos de dolor y llanto de madres que ven caer a sus hijos
en la búsqueda de un mejor destino; y son precisamente los jóvenes de esta generación
quienes deben asumir con valentía el reto de dibujar “El Modelo” de una república
nueva y distinta a las ya fracasadas donde el norte sea reconocimiento común y
entregarse a trabajar porque el interés colectivo sea lo honroso, aún teniendo
que dar la espalda a sus mentores que desde ambas retaguardias aguardan sedientos
por la sangre que jamás pusieron y que hoy seguramente como siempre, una vez
mas, intentarán utilizar la fuerza y la energía juvenil como plataforma de
lanzamiento de sus propias agendas y oscuros intereses.
Hago
votos porque llegue la luz nos llegue sin perder el foco de la reconciliación y
del reconocimiento recíprocos como la alternativa viable a lo que estamos
viviendo…
José
Andrés Ponce
Democracia Integral
http://www.democraciaintegral.blogspot.com
democraciatuya@gmail.com
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