viernes, 4 de abril de 2014

Es la educación un problema?, nhaaah!

Donde hay educación no hay distinción de clases.
Confucio (Filósofo chino, 551 AC-478 AC).

Cuando una sociedad no cree que su problema fundamental es la educación, tenemos una sociedad en verdaderos problemas. Y es precisamente la educación el problema que ha llevado a la sociedad venezolana a la situación actual y paradójicamente también la respuesta para la solución de los demás problemas que nos agobian.

Encuestadoras como Datos, Ivad, Hinterlaces, Datanalisis, etc, reportan que los venezolanos no ubican a la educación dentro de los primeros 10 o 15 problemas mas importantes del país. ¡NINGUNA! Claro que podemos darle muchas lecturas a esta realidad, incluso la de algunos burócratas farsantes y soñadores que creen que en Venezuela vivimos un milagro educativo, pero la que quiero resaltar y puntualizar aquí es el nivel de irresponsabilidad, indiferencia y desinterés de los venezolanos por uno de los valores y derechos humanos mas apreciados después de la vida y la libertad y como con tal negación condenamos a nuestros hijos a una sociedad oscura y de barbarie de la cual solo se quiere salir corriendo.

Anualice el monto del último recibo de pago por la educación de su hijo – no importa cual sea el nivel o grado – y divídalo entre la tasa del novísimo Sicad II (creo que es la mejor que aplica) y sabrá cuanto está invirtiendo usted en la educación de su hijo. Venezuela invierte alrededor de 3-4% de su PIB en Educación pero para nadie es un secreto que Venezuela no ocupa ningún lugar descollante, relevante, ni siquiera notable, en los cuadros de honor de los sistemas educativos del mundo. Para que tengamos una idea, los Estados Unidos (que por cierto no son el mejor modelo a seguir) invierte alrededor de 11 mil dólares anuales, por niño, en educación, sea privada o pública porque allá no es relevante esa diferencia. Europa invierte alrededor de 8 mil.

Cualitativamente hablando, todos los países que muestran avances importantes en cuanto al nivel y progreso en la educación muestran públicamente y comparten métricas de evaluación de niveles de habilidades y comprensión de lectura y matemática. En Venezuela el ministro Rodríguez desprecia esas métricas por “irrelevantes” mientras favorece la ideología y no muestra interés en medir o evaluar la situación y progreso educativo de nuestros hijos quienes muy tarde ya cuando llegan a la universidad desgraciadamente fracasan en un proceso salvaje de sobrevivencia al primer o segundo período cuando los filtros naturales de las exigencias académicas los hacen víctimas injustas de esta triste realidad o de la alcahuetería revolucionaria que los gradúa y les concede títulos de papel sin las destrezas necesarias para asumir los retos profesionales que ellos implican.

Si educáramos a nuestros niños no tendríamos que castigar nuestros hombres, decía el filósofo, algo que es extremadamente palpable en nuestra cotidianeidad. Un niño que crece sin aprender a pensar libremente, sin conciencia del bien y del mal, sin cultura y valores ciudadanos y sin conocimientos y destrezas que le permitan auto-procurarse el bienestar está condenado a ser presa fácil de las misiones lisonjeras del régimen o de la delincuencia, que si a ver vamos son dos caras de una misma moneda.

Hemos convertido a la educación en un negocio de cuarta categoría, pagando a nuestros maestros sueldos miserables y ofensivos que además de desconocer su valor social no estimulan la formación académica de mas educadores y que a veces son superados hasta por aquellos que se pagan a los freidores de papitas en los restaurantes de comida rápita. Exponemos diariamente a nuestros hijos en infraestructuras educacionales paupérrimas, sobrepobladas y con dotación escasa y de mala calidad y convertimos a los planteles en fuente de ideologización extrema del pensamiento único donde por acción o por omisión irresponsable aprendemos a desconocer la existencia del otro.

No toda la responsabilidad recae en la institucionalidad educativa. Los padres tenemos una gran responsabilidad en todo este caos e indiferencia pues nosotros mismos no hacemos los esfuerzos necesarios para dar a nuestros hijos ejemplos de civilidad y ciudadanía que ofrezcan un marco de referencia de valores distintos a los que exponemos con nuestro comportamiento presente, tanto el de nuestro liderazgo como el de quienes se alinean detrás de sus huestes ideologizadas que del lado que usted prefiera reniegan en su acción a nuestra condición de nación venezolana para forzarnos aceptar que debemos sobrevivir como parte, cofradía o comuna excluyente y sectaria que favorece solo a quien se pliega a la propuesta que corresponda según la dicta caudillista del líder supremo de turno y lado.

En Venezuela cualquier excusa es buena para interrumpir el proceso educativo de nuestros hijos. La primera decisión que nuestros burócratas y comunidades tomamos por cualquier situación es la suspensión de clases; sea por un evento natural, por un proceso electoral, por un duelo nacional, cualquier excusa es buena para atentar contra la fluidez del proceso formativo de nuestros hijos. Ni hablemos de los hechos recientes de inestabilidad política del país, donde las fuerzas en conflicto han sacado a los estudiantes de las aulas y los han convertido en la sangre que alimenta las oscuras ambiciones de la dirigencia que explota su inocencia.

Peor aún, hemos conspirado con la educación de nuestros adolescentes a quienes hemos expuesto a un bochornoso ejemplo de incivilidad, no solo por la acción de la protesta violenta, descontrolada y servil a intereses oscuros sino por la represión desmedida y asesina de quienes se niegan tozudamente a reconocer su fracaso y la incontenible realidad que nos acosa y nos alcanza.

Hemos expuesto a nuestros hijos a imágenes crudas y reales, pero a la vez patéticamente autocensuradas por medios sumisos, cobardes y miserables dispuestos a vender su dignidad por las famosas 30 monedas históricas.

Y hoy, como clímax de nuestra decadencia, amanecimos con la imagen de una turba impúdica, amoral, malhechora y depravada que expone a la humillación y al escarnio de la desnudez involuntaria y pública a un sujeto indefenso y abrumado por la canalla agavillada que actúa impunemente frente al Gobierno, la Guardia Nacional, la Policía Nacional y las Autoridades Universitarias, supuestos custodios y garantes de la paz y la preservación de los valores sociales y educativos. ¡FARSANTES!

Para enseñar a los demás, primero hay que hacer algo muy duro: hay que enderezarse uno mismo, decía Buda. Mi llamado es a los padres de todos los frentes, incluso los de esos vándalos, para tomar conciencia de nuestro problema fundamental como país, nación y sociedad y dejar a un lado el vernos el ombligo y comenzar a pensar en como educar la verdad poética de que cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos y con ninguno pueden meterse ni física, ni mentalmente.

Nelson Mandela dijo que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Si usted le pregunta a los daneses, los coreanos, los japoneses cuales fueron las 3 claves de su milagro económico y social, ellos dirán al unísono: “educación, educación y educación”.

Si no lo vemos, no lo lograremos…

José Andrés Ponce
Democracia Integral
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lunes, 24 de marzo de 2014

El gordito y El Modelo.


Como en el cuento del gordito aquel que luego de muchas dietas y ejercicios llegó a la conclusión de que su problema no era el exceso de peso sino la falta de altura, el régimen impone su ley buscando excusas donde no existen para justificar su fracaso y calentura.

La revolución bolivariana que tantas simpatías generó a finales de los 90s degeneró en Socialismo del Siglo XXI que en camino a su definición tomó la playa de Machurucuto que por tanto tiempo evitamos se invadiera y penetró buena parte de la sociedad civil gracias a la conchupancia de militares cubanoines y socialistas tiranoides que buscan re-editar episodios oscuros de nuestra historia, disfrazados de reivindicadores de una masa que en realidad exprimen sin piedad aprovechándose del amor a quien sentían ungido para llevarlos a navegar hacia el mar de la felicidad, aunque haya sido para ahogarse en la orilla.

Vendieron muy bien la idea del maná celestial por la vía de misiones lisonjeras y holgazanas con la intención de darle palo a la pobreza – pero a la de ellos - en forma de comisiones, sobreprecios, contratos a dedo sin control previo ni posterior, colocando piedras fundacionales que se repiten con cada ejercicio presupuestario, otorgando créditos adicionales para inversiones deficitarias por defecto, haciendo manipulaciones cambiarias donde siempre el Estado pierde, etcétera,  todo, ante la vista gorda de una vindicta pública y una defensoría del pueblo que igualmente reditúan su inacción gastando sabroso allende los mares.

Durante 15 años hemos escuchado excusas mas absurdas que las del gordito de la historia, que solo por la ignorancia provocada por la deseducación intencional como ingrediente revolucionario se pueden aceptar, aunque en realidad hayan llegado al límite de lo grotesco y de lo obsceno.
                                                                                
Según el régimen actual aquí no hay escases sino que ahora comemos mas; no hay desabastecimiento sino que las protestas impiden la distribución; no hay inflación sino que crecemos a paso de vencedores; no hay corrupción sino inocentes funcionarios víctimas de tentaciones diabólicas; la inseguridad es una sensación y los muertos no se cuentan; los hospitales no son inoperantes sino que ahora el pueblo se enferma menos; los puertos no están vacíos por la parálisis económica sino que ahora son mas eficientes; la protesta de calle es solo una conspiración imperial por arrebatarnos el petróleo; las torturas no son sino muestras de amor de la GNB a su pueblo; los empresarios que paran operaciones y despiden a sus trabajadores son parte de la guerra económica y se lleva la medalla de oro aquella que declara que, aunque reconocen todos los males mencionados, ¡Tenemos Patria!

Con un afán enfermizo por desconocer la mitad del país que se les opone consistentemente desde hace 15 años, pretenden imponernos como Ley de la Patria a un Programa Político fallido y ante la reacción de protesta generalizada invitan a un dialogo de paz condicionado al marco de ese sistema como para perpetuarse en el poder, insistiendo en clavarnos “El Modelo” sin claudicar, aunque es precisamente el modelo lo que hay que cambiar.

Un Modelo vil que sobrepone al Estado sobre el Individuo, la Propiedad Colectiva sobre la Propiedad Privada, la Educación Ideológica sobre la Educación Libre, el Culto a la Personalidad sobre la Libertad de Culto, la Censura sobre la Libertad de Expresión y que en una dinámica sorda y excluyente de la disidencia, entre otras maldades, luce destinado a fracasar otra vez.

Lo peor de todo es que el Modelo que pretenden legalizar es el mismo que no han podido cumplir ellos mismos y que con un descaro solo visto en tiempos de esta revolución lo único que han hecho es cambiarle de nombre y prometer que “ahora si van a comenzar a ejecutar”, tirando 15 años de destino colectivo a la basura.

Lo que los autores del Plan de la Patria no entienden y se niegan a reconocer es que “El Modelo” falla exactamente por la misma razón que falló el modelo reemplazado: ¡ES EXCLUYENTE! Y no alcanzaremos la felicidad colectiva soñada por Bolívar actuando en pro de una mitad de la sociedad, porque naturalmente la otra mitad - sin excepción – eventualmente se levantará en protesta.

La generación del 58 se dedicó a construir una democracia institucional a la par que sus padres fundadores se dedicaban a evitar la penetración castro-comunista aliada con logias militares que hicieron causa común en la apuesta al fracaso democrático y que gracias a la conchupancia partidista se consumó con la exclusión masiva de lo que los jerarcas revolucionarios de hoy llaman pueblo y quienes erigidos como jefes de la V República no han hecho sino un quítate-tu-pa-ponerme-yo conculcando los poderes y acabando con la institucionalidad, excluyendo a los otrora excluidores y triturando de nuevo la esperanza popular después de saquear las arcas públicas y crear una nueva generación de futuros exilios de oro.

La posibilidad de la evolución cultural hacia el reconocimiento recíproco y el progreso colectivo de Venezuela estará truncada mientras rindamos culto al caudillo y promovamos salidas forzadas por liderazgos mesiánicos que prometen amor eterno cuando en realidad esconden intereses oscuros y personalistas de darle una patada a la pobreza propia y de beber de la fuente embriagante del poder absoluto, defraudando al colectivo que logran convencer y subyugar.

Tampoco tendremos éxito permitiendo que unas élites auto-designadas y persuadidas de ser escogidos por poder divino se erijan como representantes incuestionados e incuestionables del clamor popular de una patria que es común, por el solo hecho de colgarse en su pecho la estirpe mantuana o apadrinarse bajo la cobija segura del poder económico o endilgarse un gran pedigree refrendado con títulos académicos otorgados por prestigiosas escuelas que con su rimbombante abolengo promueven su agenda a través de sus avezados discípulos que muchas veces sucumben a los melosos toñequeos que les hacen olvidar fácilmente a quienes están llamados a representar.

En el albor de la nueva realidad que estamos viviendo Venezuela tendrá que levantarse sobre el rastro destructor de los tiranos saqueadores de ayer y hoy, estremecida por los gritos de dolor y llanto de madres que ven caer a sus hijos en la búsqueda de un mejor destino; y son precisamente los jóvenes de esta generación quienes deben asumir con valentía el reto de dibujar “El Modelo” de una república nueva y distinta a las ya fracasadas donde el norte sea reconocimiento común y entregarse a trabajar porque el interés colectivo sea lo honroso, aún teniendo que dar la espalda a sus mentores que desde ambas retaguardias aguardan sedientos por la sangre que jamás pusieron y que hoy seguramente como siempre, una vez mas, intentarán utilizar la fuerza y la energía juvenil como plataforma de lanzamiento de sus propias agendas y oscuros intereses.

Hago votos porque llegue la luz nos llegue sin perder el foco de la reconciliación y del reconocimiento recíprocos como la alternativa viable a lo que estamos viviendo…

José Andrés Ponce
Democracia Integral
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lunes, 17 de marzo de 2014

El SICAD II también fallará


¿Por qué? Es muy simple, porque una vez mas Nelson Merentes se aleja de los fundamentos económicos básicos y patrocina un mecanismo oscuro y sin el sentido económico que se le atribuye. Y al igual que el Sitme y el Sicad, está destinado a fracasar, luego de parir una nueva camada de futuros acaudalados y perseguidos que se refugiarán con sus capitales en la ciudad de costumbre.

Es incomprensible ver como una y otra vez los economistas revolucionarios se empeñan en ignorar que un mercado libre de divisas responde a reglas muy básicas y fundamentales. La clave es el “Arbitraje”, que en términos simples implica comprar barata y vender cara una divisa, basándose en las distorsiones de precios, y hacer la ganancia consecuencial. En los mercados FOREX el arbitraje es lo que ayuda precisamente a equilibrar el poder de intercambio entre divisas y de esos desequilibrios derivan buena parte de las políticas monetarias y macro de las economías libres del mundo. Las virtudes del mecanismo se pierden cada vez que se manipula o interviene como se colige pretende el BCV al leer el Convenio 27.

En Venezuela, el artículo 9 de la Ley de Régimen Cambiario y el Convenio Cambiario No. 27 aspiran crear un mercado de libre convertibilidad de divisas bajo el acrónimo de SICAD II, un mecanismo de mercado cuya intención es subordinarlo a la libre oferta y demanda y de supuesta participación abierta en el que se sus actores podrán participar activamente en ambas puntas, como compradores o vendedores y cuyo objetivo macroeconómico parece ser bajar el dólar libre (antiguo innombrable) a niveles que según reportan fluctúe entre 25 y 40.

¡Y lo harán! Artificialmente como nos tienen acostumbrados, pero lo harán.

Lo que no creo se logrará será hacer desaparecer el otrora innombrable, que se continuará cotizando al son del mercado SICAD II a múltiplos de la tasa efectiva del día porque nadie espera que la oferta de divisas podrá satisfacer la demanda y es lógico reconocer que nadie sería tan estúpido (ningún privado esto es) como para vender sus divisas a una tasa artificial de entre 25 y 40 cuando las puede colocar libremente por el doble. Así de simple.

El mecanismo anunciado para este mercado es tan opaco como el establecido por su hermano mayor. De la simple lectura del Convenio 27 se desprende que el BCV se reserva el derecho a intervenir en cualquier momento, léase esperar que se hayan presentado todas las ofertas firmes de compra y venta de divisas del día, para decidir cuantos dólares y a que precio se inyectará para que la tasa promedio ponderada del final del día responda a los caprichos del régimen.

Así pues, imaginamos a un Nelson Merentes con su tableta Canaima en mano al último minuto del cierre del mercado, llenando las variables de intervención del BCV que determinarán el dólar SICAD II (monto y tasa), fijando artificialmente la tasa efectiva del día y materializando lo que de por sí sería ilícito en un régimen de libre convertibilidad como prometen los pregoneros será este mecanismo.

¿Dónde está la tentación con el SICAD II? De la lectura del convenio se deduce la posible manipulación del mercado que de la mano de Merentes se ejecutaría. Si bien es cierto que los compradores y vendedores de divisas deben anunciar sus posturas firmes y definitivas con anticipación y que podemos presumir que la demanda superará la oferta, al final del día la tasa promedio ponderada SICAD II será calculada en función a las operaciones efectivamente transadas, es decir, en aquellos montos y cantidades cuyas ofertas coincidan y no necesariamente con el mejor postor, reservándose el BCV el derecho de intervenir en cualquier momento (léase hasta el final de la jornada).

Aquí reside lo crítico de todo esto: si el BCV – como lo establece el Convenio – conoce en tiempo real cuales son las posturas de oferta y demanda - con anticipación - y además tiene el control opaco de la cantidad de divisas que inyectará en la puja diaria del preciado maná clorofilado, entonces Merentes y compañía podrán manipular la tasa efectiva final tanto a la baja o al alza como sus intereses quieran, incluso susurrando a los amigos de la revolución la clave para acercarse al mingo cambiario con toda la precisión que el “inside trading” les facilita por las reglas y mecanismos establecidos en el mismísimo Convenio.

Nada de lo publicado hasta ahora sobre el SICAD II da luces de transparencia en este mercado, y hasta el momento de publicación de esta nota no sabemos de instructivos mas esperanzadores. Mas allá de las declaraciones de Rafael Ramírez quien lamentablemente no es muy famoso a la hora de dar información transparente en los ámbitos de su competencia, o de Merentes que no le atina ni a sus propios pronósticos macroeconómicos aún controlando sus factores, no hay nada que indique que este mercado será ortodoxamente libre. Todo lo contrario, el régimen está acostumbrado a una opacidad tal en los procesos establecidos para el acceso a divisas que uno llega a pensar que estas asignaciones se harán a dedo y al mejor amigo en lugar de la propuesta de mercado y al mejor postor.

¿Se imagina usted amigo lector cuanto dinero se puede hacer acertándole con precisión al precio del día, sea en alza o en baja, cuando se conoce de antemano cual será la tasa promedio ponderada final? Los 20 mil millones “extraviados” del Sitme – que por cierto cuya lista de beneficiarios está todavía en las manos firmes y privadas de Ramírez – se quedan como bebés de pecho cuando se tiene el poder de manipular un mercado libre que se anuncia de unos 30 millones diarios (150 semanales o 7 mil ochocientos al año) en el cual se podría ganar diariamente la modesta fluctuación normal de (digamos arbitrariamente) un 5% de variación, esto además sin las consecuencias penales para quienes reciban los “datos de oro” de los arquitectos del valor del dólar SICAD II.

Mis amigos me dicen que yo soy muy negativo y desconfiado, a lo cual les digo, como publiqué en Mayo del 2010 cuando Merentes estaba detrás de la Ley de Delitos Cambiarios y la subsecuente creación del SITME, que es verdaderamente vergonzoso ver como nuestro país es presa fácil del juego cómplice de las autoridades monetarias y ciertos agentes disque económicos para saquear las arcas del Estado con una impunidad que da coraje.

Ver una y otra vez como bajo el subterfugio de políticas públicas se implementan mecanismos de transacción de divisas que utilizan a la raquítica gallina de los huevos de oro de PDVSA para el enriquecimiento fácil de unos pocos privilegiados cuya virtud conocida es la de expertos catadores de las flatulencias del Caudillo de turno realmente llena de indignación, especialmente ahora cuando estas prácticas se hacen hoy en perjuicio de un pueblo revolucionario y supuestamente privilegiado que es engañado frente a sus narices como alguna vez lo hiciera Colón y sus secuaces e históricamente lo han hecho las huestes trepadoras que como rémoras se enchufan a la aleta de Tiburon 1 cada vez que un Caudillo se instala en el poder.

Y les prometo, de verdad, como me dijera aquél crítico, que me encantaría estar equivocado…

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martes, 11 de marzo de 2014

Diálogo de Sordos


La reciente convocatoria a Palacio en el marco del llamado presidencial a una Conferencia de Paz me recordó mucho el almuerzo dominguero de “Las Tías Cuatricentenarias” de mi esposa, quienes sentadas en la Sala luego del suculento festín preparado por ellas mismas realizaban su ritual semanal de comentar la realidad nacional percibida a través de sus ojos cansados o de la línea editorial de las ediciones dominicales de entonces como si no fuera cosa de ellas.

La dinámica predecible y repetitiva de Luisa, Laura, Isabel y Elia era muy similar a la que vimos en la Conferencia de Paz entre Alcaldes, Gobernadores, Empresarios, Periodistas, Actores y demás auto-designados representantes del pueblo. Como representantes de la familia, sentadas en su puesto fijo en las poltronas del gran salón, iban y tomaban el cuerpo preferido de la edición dominical y comenzaban un diálogo simultáneo que era una mezcla de las noticias del cuerpo en mano, lo bueno y lo malo de la sazón del día, recuerdos de niñas, jóvenes y adultas mezclados con una dosis de nostalgia por su análisis de la realidad de esa semana plasmada en los diarios, aunque el verdadero fondo del asunto fuera dejar que la sazón se asentara en el cuerpo y la velada fuera de solaz relajación.

Asimismo, vimos en Miraflores a una supuesta representación de la sociedad civil, invitada quien sabe como y porque, tomar su turno en el podio para hablarnos de su historia y los intereses que pretendían representar en la conferencia, comentar la realidad como si no fuera cosa suya ni tuvieran nada que ver con ella y proponer lo que de acuerdo a su visión e intereses es lo que debe ser la realidad colectiva nacional, en la esperanza de calmar los ánimos en la calle y de lograr bajar el calor de las consignas que auguran tiempos difíciles otrora superados y que no queremos volver a vivir jamás.

Era fascinante y delicioso ver a las tías hablar a la vez; parecía que se escuchaban y hasta contestaban y siempre quedaba encantado al ver como vinculaban sus historias con los acontecimientos del Cuerpo que les tocó ese domingo. Aunque sabíamos que siempre hablarían de lo mismo, cada semana escuchábamos una versión adaptada al hecho noticioso de cómo Luisa recordaba al benemérito trucando carreras en el Hipodromo de El Paraíso para complacer a la hija de su compadre; o de cómo Elia rechazó la promesa nupcial de un futuro expresidente para entregarse al “esposo” y vivir en Italia hasta que una viudez de bonanza la hizo parecer la tía mas atractiva de las cuatro; o de cómo Isabel y Laura sortearon historias de amor y dolor para reconciliarse con su soltería y luego de carcajadas y una que otra lagrimita el salón se llenaba de los ronquidos presidenciales de Laura quien con la prensa en el pecho y un gesto amable al techo indicaba que la jornada había terminado, aunque solo hasta el domingo siguiente.

Llamar a una Conferencia de Paz cuyo único fin es calmar la calle, solicitar la presencia de una representación cómoda, acomodaticia o sin alternativa a la sazón del régimen para ejecutar un diálogo de sordos y supuestamente poner sobre la mesa lo que ya es un hecho notorio y comunicacional como si fuera un parte de novedades de quienes se hacen los sordos como viejas de salón, sencillamente, fue un espectáculo mas de esos que la revolución nos tiene acostumbrados cuando se le enreda el papagallo y sacan el disfraz del diálogo y la reconciliación.

Nadie que viva en Venezuela necesita una Conferencia de eruditos para explicarnos los males que nos afectan. A menos que usted sea uno de esos privilegiados que vive en una realidad trucada y virtual que el poder político y hegemónico de una logia militar ha disfrazado de revolución popular, la inseguridad, el desempleo, el desabastecimiento, la crisis de salud, educación, infraestructura, la corrupción y la desinstitucionalización de la república son hechos que acechan nuestra paz y que han devenido en las acciones de desesperación a gritos de estudiantes que con tan poco tino ha manejado el régimen.

Nadie tiene que sentarse en una Mesa Técnica o de Dialogo para discursear con los causantes de este drama que vivimos en revolución sobre los orígenes de la crisis, que no es otra distinta que la terca implementación de un modelo ideológico fracasado, ejecutado por funcionarios torpes y corruptos, manipulado a través de consignas de amor mesiánico de un héroe redentor que se murió en el intento y que a pesar de intentar mantener la llama viva de la revolución sus nefastos efectos se nos vienen encima como avalancha terca que responde a leyes naturales por encima de las consignas y patrañas o de la creatividad de algunos para planchar la arruga.

Aquí no hay diálogo ni habrá dialogo sincero hasta que los revolucionarios no reconozcan que los males que nos aquejan hoy son producto de su propio y estrepitoso fracaso. A los socialistas del siglo XXI como a los comunistas del siglo XX se les hace muy incómodo soltar prenda, aunque después tengamos que oír lamentos al estilo del trovador Silvio Rodríguez reconociendo que hace mucho tiempo se debió dejar atrás la insensatez de querer lograr resultados distintos haciendo lo mismo.

El diálogo que todos aspiramos no podrá darse sin eliminar las cortinas de humo creadas por bombas lacrimógenas o por ofertas financieras decadentes de limosnas lisonjeras que intentan comprar conciencias pero solo ocultan o pretenden ocultar la realidad económica y la corrupción subyacente que a tantos pocos ricos ha hecho la revolución; mucho menos con denuncias de conspiraciones globales e internacionales como subterfugio para evitar reconocer las propias torpezas como gobernantes de turno.

Menos aún será posible el diálogo cuando ciñen la daga al cuello del contrario a la vista de sus hijos y apretando tanto que se escapa un hilillo de sangre mezclado por el sudor del esfuerzo inútil y las lágrimas de quienes lamentan la partida temporal o definitiva, pero involuntaria, del amigo, hermano, familiar de una tierra que es por derecho de todos y para todos.

Invitar a una Conferencia de Paz para dialogar sin claudicar (Aristóbulo dixit) y enmarcada en el confín hegemónico, sectario y excluyente de un Plan de la Patria con ínfulas de ley por el capricho de quien maneja el poder de la representación de la mitad de un país con ánimos absolutistas, gruñones, amenazantes y en desprecio del Estado de Derecho es tan falaz como creer que alguna vez las viejitas del recuerdo se entendieron veramente.

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jueves, 9 de enero de 2014

¿Será posible un Feliz Año 2014?


La felicidad es un estado humano producto de la valoración individual y subjetiva de eventos que percibimos como positivos sin razón o lógica necesarias, que responde a estímulos gratos y placenteros y que a veces implica un alto grado de irracionalidad cuando nos sentimos felices sin razón aparente o peor aún, desconociendo la realidad subyacente del evento causante de la felicidad.

Pues así estábamos una buena parte del país hace unos días, ¡felices!, descorchando nuestro mejor espumante, quemando la pólvora mas sonora que el saldo bancario nos permitió adquirir, raspando el cupo que nos permitió llegar lejos, compartiendo nuestra felicidad instantáneamente por las redes sociales, algunos hasta mostrando gráficamente su fórmula de éxito económico instantáneo en destinos muy exclusivos sin entrar en detalle de los ingredientes que la fórmula implica, manifestando nuestra locura e irracionalidad vistiendo tradiciones amarillas, atorando el guargüero con arvejas, uvas y demás golosinas alegóricas, marchando con maletas bajo fuegos artificiales y globos aerostáticos creyendo y pidiendo salir de aquí aunque sea por unos días, ignorando por completo la realidad en que vivimos y que encima creemos que superaremos sin hacer nada al respecto.

Con el consabido agradecimiento por estar vivos, hecho literalmente por aquellos que sobrevivieron el asalto a mano armada, o libres por los que sufrieron de un secuestro exprés, o con el “a fin de cuentas solo fue una pérdida material” de quienes fueron víctimas inexorables de la inseguridad, celebramos no obstante el fracaso de las políticas de seguridad del régimen que dejó 24 mil víctimas mortales y familias quebradas por vidas truncas extemporáneamente y que no podrán ser compartidas jamás.

Compartimos el menú tradicional, gourmet o especial, sin celebrar ni revelar los secretos culinarios sino maravillados por la suerte que tuvimos al encontrar los ingredientes que compramos racionados a dos por cabeza sin preguntarnos el porqué del precio aumentado en 80% ni la razón del racionamiento, que no es otra que el producto de la incompetencia de un régimen que aspira controlar nuestras vidas y nuestros medios para procurarnos un destino decente porque la idiotez y la ideología los consume.

Deseamos la recuperación a nuestros familiares y amigos en la adversidad de la enfermedad sin siquiera percatarnos que la condición de muchos empeorará en el 2014 por falta de atención médica, recursos terapéuticos o biodisponibilidad de medicamentos porque el régimen se empeña en limitar el acceso a las divisas para importarlos o fabricarlos, imponer una política de salud obviamente fracasada y ejecutada por una dirigencia sin el talento o la competencia suficiente para asumir los retos de la salud pública donde solo se construyen medias fachadas hospitalarias para alimentar la esperanza de los pobres que no tienen los medios para acceder a una salud privada que colapsa y se desborda haciendo malabarismos para evitar hacer inversiones expropiables sin disminuir calidad o cantidad, lo cual simplemente no sucede pero no queremos reconocer.

Celebramos sordamente como quien no quiere reconocer que la inflación prometida de 15% terminó en 56% - y el ministro sigue en su cargo – y que el bolívar que nunca se debilitaría se devaluó oficialmente 262% al pasar de 4,30 a 11,30 – Ramirez dixit – e informalmente por múltiplos que el propio Nicolás Maduro y Nelson Merentes reconocen existe en factores de 5 veces mas pero reditúa ganancias estrambóticas para los llamados cadivisas, sicadistas y sus contactos de adentro que convirtieron en ruleta rusa la política monetaria nacional, como si acaso está pirámide financiera no fuese a encontrar fin.

Gastamos sin control el desfalco orquestado por la impresión de dinero inorgánico comprando sin saber lo que compramos y pagando sin saber lo que pagamos por productos que ni siquiera necesitamos, respondiendo en comparsa a una campaña para elegir concejales que ni siquiera conocemos y mucho menos sus programas (a menos que usted sea de los raros ciudadanos que puede repetir sin ayuda el nombre de sus alcaldes y concejales – todos - sin que pele por la chuleta madurita o unitaria), pero lo cierto es que drenamos nuestros ahorros para protegernos de una inflación fuera de control y producida por políticas destructivas del capital, el trabajo y el ahorro, comprando bienes y productos que probablemente encontrarán mejor destino en el contrabando de extracción o serán objeto de vencimiento inútil, obsolescencia, desuso o de los desajustes satanizados de voltajes que evidencian la torpeza de un régimen que destruye valor y capital y con ello años de historia de trabajo y empleos por el solo capricho de responder a quienes usan a Venezuela como conejo de experimentos que ya se probaron fallidos.

Algunos perdimos el sueño de la angustia de ver lo difícil que es llamar a la sensatez a quienes tienen la responsabilidad de dirigir los destinos de los venezolanos o a quienes se apegan a un libreto mediocre y fracasado de prácticas que solo destruyen valor, capital, trabajo y hasta la iniciativa individual, ejecutadas por un Estado depredador y voraz que acaba con todo para creerse necesario y una sociedad de cómplices que le hacen cuadro cerrado bajo la mesa aunque vociferan lo contrario.

Despedimos al 2013 con la alegría de quien ve terminarse el peor año que haya conocido la Venezuela bolivariana de esta y cualquier república, en la cual vimos como un gobierno errático destruyó todo lo malo que quedaba porque lo bueno se encargaron de destruirlo a sazón de alabanzas al líder supremo, pero con la angustia de recibir un 2014 que se anuncia menos feliz aún al oír el mismo discurso torpe y absurdo de una dirigencia tozuda, malhablada y que rebelde a la realidad de su torpeza aborda los problemas como los locos de Einsten, haciendo lo  mismo pretendiendo resultados distintos. Y eso, sencillamente, ni con rodilla en tierra ni mano en pecho invocando al comandante, ni con promesas de amor vacío por la cháchara revolucionaria, pasará.

La esperanza que nunca se pierde radica en que 2014 – el primero que no es electoral desde que empezó este proceso - sea el año del despertar de la conciencia colectiva y que a pesar de los vientos agoreros tengamos fe en que los venezolanos lleguemos a la convicción de enrumbarnos por el camino de la concordia y la reconciliación, la sensatez, la producción, el trabajo y la educación y nos dediquemos a que las campanas de 2015 anuncien un año feliz, de verdad. Eso deseo.

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