miércoles, 3 de abril de 2013

Ernesto Villegas y el rojo tóxico de la moral revolucionaria.



¡Que tóxica es Cuba para la paz de la razón! ¡Que tóxica es Cuba para la reconciliación! ¿Qué pasa en Cuba que envenena el alma de los gobernantes venezolanos que la visitan? Su víctima mas reciente: el Ministro Ernesto Villegas, un periodista serio, parco, pausado y entretenido; un hombre decente, digno miembro de una respetada familia de comunicadores, aparentemente imparcial y justo, bien hablado y educado, hasta que entrevistó a Hugo Chávez Frías en la víspera de las elecciones del 7-O. ¿O fue Chávez que lo entrevistó a él?

Reclutado, designado y viajado a la isla, parece que el rojo tóxico de la revolución le robó el alma y la razón. ¿O será que lo inocularon? Villegas pareciera haberse “infectado” del verbo de odio que caracteriza a los que asumen cargos públicos en esta revolución, huyendo hacia delante para no ver sus propias torpezas.

A la muerte de Chávez Ernesto cambió ¿Por qué? Al tiempo de la entrevista con su hermano Vladimir por Unión Radio se notaba el verbo envenenado in crescendo del Ministro cuando increpaba a todos por cuestionar sus Partes Médicos (sin ser él médico precisamente) y criticar el dramatismo histriónico, protagónico y falaz de algunos del primer anillo durante las últimas horas del Presidente, aún cuando la imprecisión comunicacional se haya comprobado intencional a si misma, tras hechos que se antojaron mas elocuentes que los boletines inconsistentes y poco creíbles sobre la evolución de la recuperación estacionaria de la salud del Presidente durante su “ausencia temporal indefinida”, cuya muerte la sobrevino absoluta, antojándose aguafiestas, tumbando máscaras y revelando conspiraciones para comprometer y retrasar el derecho histórico que tenemos los venezolanos de reconciliarnos camino al progreso.

¿Qué enervó mas a Villegas, la falta de información veraz o tener que leerlos como parte actora de una conspiración mediática para ocultar realidades? Llama la atención como Ernesto pareciera investido de la verdad plena, de la honorabilidad exclusiva, dispuesto a desenvainar la espada para defender la heredera doliente que días después se saltara el saludo de pésame del Encargado, ratificando con su acción la presunción de algo relacionado con el descanso eterno del alma del ser amado que otros necesitan ordeñar un poco mas.

¡Le oímos muchos… Lo vimos todos… Y algunos no le creímos!!! ¿Qué tiene eso de malo y por qué insulta Ernesto a quienes difieren de su nueva óptica comunicacional que desde el poder infla el ego, pretende la sumisión y ahoga la tolerancia, dejando abriles por dentro como cuestiones del pasado cuando ahora las vive? ¿Acaso el devenir de su ministerio quita el derecho de ser libres de pensar y creer distinto, en forma independiente, al menos hasta que viajemos a Cuba?

La política de comunicación del gobierno - ahora encarnada en Villegas - ha sido una constante de distracción a la verdad, modificada una y otra vez por el deseo continuista político de esta revolución que marcha de espaldas a la gente, pero se hizo muy especialmente grave cuando se comunicó y pretendieron hacer creer que el Presidente Chávez se postuló para la elección del 7-O lleno de salud plena, aún cuando los venezolanos vimos a un Chávez en campaña reducido a presentaciones que a leguas daba cuenta de las menguadas condiciones físicas del enérgico orador de horas encendidas y eternas peroratas sin permiso ni para hacer pipí, si acaso tomarse un cafecito.

Tras el 7-O nos informaron que el Presidente gozaba de perfecta salud, y a pesar de las versiones oficiales el Presidente apareció con sus anuncios personales del 8 de diciembre que anticipaban una nueva disonancia entre la comunicación oficial y el hecho de que estábamos ante un futuro incierto para unos, sabido por otros y que se comprobaría inevitable en breve para todos los venezolanos.

A pesar de los falaces – o por lo menos increíbles - Partes Médicos leídos por el novel gurú del MINCI, sentimos el dolor anticipado de la familia venezolana y hasta fuimos testigos del luto adelantado en víspera de año nuevo, cuando a falta de información veraz intuimos que ese día moriría algo mas que el año 2013 y esperando con mucho interés la transmisión en vivo de la llegada del nuevo año de la mano de Oscar de León desde el Eurobuilding, el programa festivo fue “cancelado” sin aviso, ni explicación, en un silencio no escrito pero evidente del luto que solo esperaba la confirmación de los hechos mortuorios que tampoco llegaron, situación claramente agobiante y lamentable para los familiares y cuyo tratamiento comunicacional solo despertaba dudas a los que no somos allegados al poder ni simpatizantes del régimen ni sus patrañas.

Pero todo eso ya pasa a ser parte de la historia y responsabilidad de a quienes corresponda escribirla. Lo que preocupa y estimula esta nota ha sido el Villegas luego del duelo presidencial, uno que se asoma tentado a utilizar el MINCI como vehículo para la acción política y la propaganda electorera y partidista, utilizando recursos injustamente para beneficiar indebidamente a un comando de campaña, lo cual Ernesto sabe que no le corresponde un hombre bajo su cargo.

Justo cuando creíamos que empezaríamos a ver cambios en la actitud comunicacional del régimen, hemos vuelto a ver un Ministro en Ejercicio participar activamente en la campaña contra candidatos de oposición, cosa que no le corresponde formalmente, y además haciéndolo para descalificar e insultar un candidato, violando expresamente la Constitución Nacional, las leyes que limitan su ejercicio, incluso los principios básicos que postula el propio ente que dirige.

Yo me pregunto: ¿Por qué habríamos de seguir respetando a este Ernesto Villegas ministerial y lo que informa, si él mismo no respeta al legado que encarna?

No podría sino terminar recordando al ministro sus tiempos de periodismo independiente y de asqueo ante la conspiración mediática para ocultar la verdad en la conspiración de abril de 2002 y a la vez solicitarle revise su posición beligerante en la contienda electoral actual y la confronte con la de Ministro de Información no activista y beligerante que él bien sabe debe asumir. Lo otro sería convertirse en protagonista y muestra de lo que con tanta vehemencia ha denunciado en el pasado.

¿Será posible, o acaso los venezolanos estamos condenados a perpetuidad a padecer la moral revolucionaria que nos tiene acostumbrados a ver enemigos en la disidencia y a doblegar la conciencia para alcanzar los fines parciales de una revolución fallida e inoperante, incapaz de acometer con eficiencia los problemas mas básicos de seguridad, alimentación, vivienda, salud, empleo, colapso de las finanzas públicas que el Ministro está en la obligación vergonzosa de comunicar pero la toxicidad del rojo revolucionario lo constriñe?

José Andrés Ponce
Democracia Integral
http://www.democraciaintegral.blogspot.com
democraciatuya@gmail.com

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