¡Que tóxica es Cuba para la paz de la razón! ¡Que tóxica es Cuba
para la reconciliación! ¿Qué pasa en Cuba que envenena el alma de los
gobernantes venezolanos que la visitan? Su víctima mas reciente: el Ministro
Ernesto Villegas, un periodista serio, parco, pausado y entretenido; un hombre
decente, digno miembro de una respetada familia de comunicadores, aparentemente
imparcial y justo, bien hablado y educado, hasta que entrevistó a Hugo Chávez Frías
en la víspera de las elecciones del 7-O. ¿O fue Chávez que lo entrevistó a él?
Reclutado, designado y viajado a la isla, parece que el rojo tóxico
de la revolución le robó el alma y la razón. ¿O será que lo inocularon? Villegas
pareciera haberse “infectado” del verbo de odio que caracteriza a los que
asumen cargos públicos en esta revolución, huyendo hacia delante para no ver
sus propias torpezas.
A la muerte de Chávez Ernesto cambió ¿Por qué? Al tiempo de la
entrevista con su hermano Vladimir por Unión Radio se notaba el verbo envenenado
in
crescendo del Ministro cuando increpaba a todos por cuestionar sus Partes
Médicos (sin ser él médico precisamente) y criticar el dramatismo histriónico,
protagónico y falaz de algunos del primer anillo durante las últimas horas del
Presidente, aún cuando la imprecisión comunicacional se haya comprobado
intencional a si misma, tras hechos que se antojaron mas elocuentes que los
boletines inconsistentes y poco creíbles sobre la evolución de la recuperación
estacionaria de la salud del Presidente durante su “ausencia temporal
indefinida”, cuya muerte la sobrevino absoluta, antojándose aguafiestas,
tumbando máscaras y revelando conspiraciones para comprometer y retrasar el
derecho histórico que tenemos los venezolanos de reconciliarnos camino al
progreso.
¿Qué enervó mas a Villegas, la falta de información veraz o tener
que leerlos como parte actora de una conspiración mediática para ocultar
realidades? Llama la atención como Ernesto pareciera investido de la verdad plena,
de la honorabilidad exclusiva, dispuesto a desenvainar la espada para defender
la heredera doliente que días después se saltara el saludo de pésame del
Encargado, ratificando con su acción la presunción de algo relacionado con el
descanso eterno del alma del ser amado que otros necesitan ordeñar un poco mas.
¡Le oímos muchos… Lo vimos todos… Y algunos no le creímos!!! ¿Qué
tiene eso de malo y por qué insulta Ernesto a quienes difieren de su nueva óptica
comunicacional que desde el poder infla el ego, pretende la sumisión y ahoga la
tolerancia, dejando abriles por dentro como cuestiones del pasado cuando ahora
las vive? ¿Acaso el devenir de su ministerio quita el derecho de ser libres de
pensar y creer distinto, en forma independiente, al menos hasta que viajemos a
Cuba?
La política de comunicación del gobierno - ahora encarnada en
Villegas - ha sido una constante de distracción a la verdad, modificada una y
otra vez por el deseo continuista político de esta revolución que marcha de
espaldas a la gente, pero se hizo muy especialmente grave cuando se comunicó y
pretendieron hacer creer que el Presidente Chávez se postuló para la elección
del 7-O lleno de salud plena, aún cuando los venezolanos vimos a un Chávez en campaña
reducido a presentaciones que a leguas daba cuenta de las menguadas condiciones
físicas del enérgico orador de horas encendidas y eternas peroratas sin permiso
ni para hacer pipí, si acaso tomarse un cafecito.
Tras el 7-O nos informaron que el Presidente gozaba de perfecta
salud, y a pesar de las versiones oficiales el Presidente apareció con sus
anuncios personales del 8 de diciembre que anticipaban una nueva disonancia
entre la comunicación oficial y el hecho de que estábamos ante un futuro
incierto para unos, sabido por otros y que se comprobaría inevitable en breve
para todos los venezolanos.
A pesar de los falaces – o por lo menos increíbles - Partes Médicos
leídos por el novel gurú del MINCI, sentimos el dolor anticipado de la familia
venezolana y hasta fuimos testigos del luto adelantado en víspera de año nuevo,
cuando a falta de información veraz intuimos que ese día moriría algo mas que
el año 2013 y esperando con mucho interés la transmisión en vivo de la llegada del
nuevo año de la mano de Oscar de León desde el Eurobuilding, el programa festivo
fue “cancelado” sin aviso, ni explicación, en un silencio no escrito pero
evidente del luto que solo esperaba la confirmación de los hechos mortuorios
que tampoco llegaron, situación claramente agobiante y lamentable para los
familiares y cuyo tratamiento comunicacional solo despertaba dudas a los que no
somos allegados al poder ni simpatizantes del régimen ni sus patrañas.
Pero todo eso ya pasa a ser parte de la historia y responsabilidad
de a quienes corresponda escribirla. Lo que preocupa y estimula esta nota ha
sido el Villegas luego del duelo presidencial, uno que se asoma tentado a utilizar
el MINCI como vehículo para la acción política y la propaganda electorera y
partidista, utilizando recursos injustamente para beneficiar indebidamente a un
comando de campaña, lo cual Ernesto sabe que no le corresponde un hombre bajo
su cargo.
Justo cuando creíamos que empezaríamos a ver cambios en la actitud
comunicacional del régimen, hemos vuelto a ver un Ministro en Ejercicio
participar activamente en la campaña contra candidatos de oposición, cosa que
no le corresponde formalmente, y además haciéndolo para descalificar e insultar
un candidato, violando expresamente la Constitución Nacional, las leyes que
limitan su ejercicio, incluso los principios básicos que postula el propio ente
que dirige.
Yo me pregunto: ¿Por qué habríamos de seguir respetando a este Ernesto
Villegas ministerial y lo que informa, si él mismo no respeta al legado que
encarna?
No podría sino terminar recordando al ministro sus tiempos de
periodismo independiente y de asqueo ante la conspiración mediática para
ocultar la verdad en la conspiración de abril de 2002 y a la vez solicitarle
revise su posición beligerante en la contienda electoral actual y la confronte
con la de Ministro de Información no activista y beligerante que él bien sabe
debe asumir. Lo otro sería convertirse en protagonista y muestra de lo que con
tanta vehemencia ha denunciado en el pasado.
¿Será posible, o acaso los venezolanos estamos condenados a
perpetuidad a padecer la moral revolucionaria que nos tiene acostumbrados a ver
enemigos en la disidencia y a doblegar la conciencia para alcanzar los fines
parciales de una revolución fallida e inoperante, incapaz de acometer con
eficiencia los problemas mas básicos de seguridad, alimentación, vivienda,
salud, empleo, colapso de las finanzas públicas que el Ministro está en la
obligación vergonzosa de comunicar pero la toxicidad del rojo revolucionario lo
constriñe?
José Andrés Ponce
Democracia Integral
http://www.democraciaintegral.blogspot.com
democraciatuya@gmail.com
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